Con toda una vida dedicada a la abogacía, Navarro se presenta al decanato para luchar por la conciliación familiar, colocar al colegiado en un primer plano y exigir voluntad política para crear una Ciudad de la Justicia ante la que se muestra positivo.

Tras casi 30 años ejerciendo de abogado y dado de alta en el turno de oficio, también dirige la Escuela de Práctica Jurídica, da clases en el Máster de Acceso a la Abogacía y desde hace cuatro años es vicedecano del Colegio de Abogados de la ciudad. Antonio Navarro afirma que uno de sus puntos fuertes es su experiencia y trayectoria, ya que posee «un profundo conocimiento sobre el Colegio y una grandísima ilusión por ganar las elecciones».

¿Qué propuestas tiene en mente si alcanza el decanato?

En el programa llevamos catorce ideas y todas son importantes, pero en primer lugar quiero que el colegiado se sienta el centro de atención de la institución. También es imprescindible que aprendan nuevas tecnologías y redes sociales. Hace falta mejorar las condiciones del turno de oficio, y creo que hemos sido un Colegio transparente pero hemos de andar en la percepción que el colegiado tiene de esa transparencia, ya que debe saber lo que pasa en la institución en todo momento. Otra de las grandes prioridades para mí es tomar medidas para potenciar la conciliación entre la vida familia y laboral.

¿Cómo ha sido esta etapa de trabajo mano a mano con José Muelas?

Con Pepe Muelas, como decano, lo que ha ocurrido es que nos ha tocado vivir los peores tiempos que la abogacía ha tenido que vivir nunca, con lo cual una parte del espacio de trabajo iba hacia eso, y se ha dejado el alma en ese sentido.

¿Cuál es la situación actual de los abogados del turno de oficio?

El turno de oficio no está bien, nunca se nos remunera honestamente, se ha luchado bastante desde todos los ámbitos y se han conseguido pequeñas mejoras pero hay que seguir incidiendo en ello. No es normal que un abogado de Cataluña o Galicia, por tener competencias transferidas, gane más que uno de Cartagena o de Badajoz, no tiene sentido, y donde más voy a hacer hincapié es en ese sentido.

La Ciudad de la Justicia, ¿optimismo o pesimismo?

Es una necesidad imperiosa y, aunque llevamos años luchando, también es una cuestión política y pido mayor unanimidad de los partidos. Es una realidad ante la que me muestro optimista y que creo que puede estar cercana.