Escribo hoy coincidiendo con los fuertes vientos que hemos sufrido en Cartagena. El temporal ha levantado grandes olas poco vistas en nuestro puerto, que han sobrepasado la altura de alguna de nuestras antiguas baterías de costa, tirado algunos árboles y hasta causado desperfectos en casco de madera del galeón Andalucía, que estos días de puente he visitado con la grata compañía de la estupenda escritora cartagenera Lola Gutiérrez Sánchez, que esta misma tarde presenta en El Luzzy Virazón, su quinta novela y, como no podía ser menos, de tema marinero.

Desde adolescente he disfrutado de la gran aventura de leer novelas de barcos: La isla del tesoro de Stevenson, Moby Dick de Herman Melville, El viejo y el mar de Hemingway, El Corsario Negro de Emilio Salgary, El Capitán Nemo de Julio Verne, La carta esférica de Pérez-Reverte, o la saga de C apitán de mar y guerra de Patrick O'Brian; con ese maravilloso dúo que componen el capitán Jack Aubrey y el cirujano Stephen Maturin, etc. No era de extrañar que en las clases de manualidades del colegio, eligiera, con otros compañeros el modelismo y construyera una réplica del buque escuela Juan Sebastián el Cano y otra del galeón San Juan Nepomuceno, entre otros. Mi afición a fantasear con las aventuras en los grandes veleros me ha hecho un asiduo a las visitas al muelle, a ver los barcos partir, a admirar la pasión de personas como Antonio Lorente, creador del Círculo Vélico del Mar Menor; y a ver una y otra vez las clásicas películas de grandes marinos o de piratas de los mares del Sur. Me faltó, sin duda, ser marinero, pero el cine y la literatura me han hecho disfrutar de inolvidables viajes, sin peligro al mareo, al que no termino de escapar cada vez que me he embarcado en la realidad.

Virazón es el nombre de una brisa marina que sopla a tierra y trae el olor a mar, a islas lejanas y a tierras exóticas, tal vez repletas de tesoros y, sin duda, de aventuras. Con este título, nuestra escritora Lola Gutiérrez ha titulado su última novela. Confieso ser uno de los pocos privilegiados que ha tenido el honor de leerla ya, antes de ser impresa, y he de decir que es una auténtica gozada. La autora me encargó la ilustración de la portada y para inspirarme me leyó por teléfono el primero de los capítulos. Confieso que rápidamente quedé atrapado en esta historia contada en primera persona por un muchacho del Campo de Cartagena; que en pleno siglo XVIII se embarca en nuestra ciudad en un velero llamado la Salada, rumbo a las tierras de Nueva España. Paralelamente, jugando con los personajes y con el tiempo, la novela va narrando la vida y los amores de una mujer que está enfrascada en la lectura de un manuscrito y en la remodelación de un caserón lleno de historia y secretos, al que quiere convertir en una hostelería rural.

Lola Gutiérrez conjuga con maestría una rica historia llena de ingredientes diversos: aventura, historia, romanticismo, crítica social, defensa de los marginados, feminismo, erotismo? Nada humano le es ajeno a esta novela a la que sólo le podemos achacar que, como las comidas sabrosas, no quisiéramos que acabase nunca, pero que nos deja tan buen paladar como los mejores vinos. Sepan los ya lectores de esta escritora cartagenera que con Virazón, la autora da un salto cuantitativo a una madurez que dará grandes frutos y ojalá que grandes éxitos también fuera de nuestra Región. En todo caso, esta novela nos vuelve a reconciliar con el placer de la lectura, con el placer sin par de perdernos en otros tiempos, en otros mundos y en otras gentes que, a la postre, es un reencuentro con nosotros mismos, con nuestra época y con todo lo que nos rodea. Al final descubrimos que estamos inmersos en un gran viaje que podemos poblar de aventuras y de sentido si lo hacemos a la vez en soledad y en compañía. Hay mucho aún por descubrir, en los libros, en la vida y en los demás. Ha coincidido que este fin de semana he disfrutado de una gran película sobre el placer de la lectura: La Librería de Isabel Coixet, basada en la novela homónima de Penelope Fitzgerald. Acababa de leer las últimas páginas de Virazón y esta hermosa película ha sido como miel sobre hojuelas.