Hoy quisiera comentarles que el próximo 11 de noviembre, en el Palacio Vistalegre Arena de Madrid, se celebrará una ceremonia muy especial: la beatificación de 60 mártires de la Familia Vicenciana. Según ha dispuesto el Papa Francisco, será el cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causa de los Santos, quien lleve a cabo la beatificación de estos religiosos que entregaron su vida, por defender la fe, en una España fracturada donde la persecución religiosa fue protagonista. Se trata de 24 sacerdotes y 16 hermanos paúles, 2 hijas de la Caridad, 13 laicos de asociaciones vicencianas y 5 sacerdotes asesores de esas asociaciones en la diócesis de Murcia. Hoy, llamamos Familia Vicenciana al conjunto de instituciones nacidas del carisma legado por San Vicente de Paúl, Santa Luisa de Marillac y los seguidores de Jesucristo que participan de dicho carisma.

Quizá conviene aclarar que entre este grupo de mártires se encuentran 12 religiosos de la Diócesis de Cartagena; y 7 de ellos, además, fueron hermanos de la Cofradía California. Así pues, con motivo de la próxima elevación a los altares de estos religiosos, la vicaría ha organizado una serie de actos en la ciudad: entre ellos, una vigilia de oración programada en la Basílica Menor de la Caridad el próximo 3 de noviembre (viernes, a las 20:00 horas), en la que además se podrán escuchar algunas piezas musicales de José Sánchez Medina, uno de los mártires. Por si no les suena el nombre, sepan que este siervo de Dios fue quien compuso la música de la Salve Cartagenera que cantamos decenas de veces a lo largo del año; sobre todo, en Semana Santa. Fue por ello que, el 11 de noviembre del año 1975 (hace 42 años), el excelentísimo Ayuntamiento acordó concederle su nombre a una plaza que se ubica frente al Colegio de los HH. Maristas, próxima al Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy, que queda escoltada por las calles Samaniego, Lorca y Ronda del Ferrol.

Sánchez Medina nació en Archena el 3 de agosto de 1900. A los siete años pierde a su madre y queda a cargo de su padre, un agricultor. A los 12 ingresa en el Seminario Mayor de San Fulgencio de Murcia para, posteriormente, ser ordenado sacerdote. Su primer destino fue como oficial de la Secretaría de Cámara del Obispado. En 1927, pasó a ser organista en la iglesia de la Caridad, donde ejercería su ministerio durante 9 años (hasta su muerte).

Pero fue su pasión por la música la que le lleva a fundar una nueva Scola Cantorum (1929) y poco después el Orfeón de la Milagrosa, perteneciente a las Hijas de María de la Casa de Misericordia. Entre febrero de 1930 y mayo de 1932, ocupó también el cargo de capellán del Santo Hospital de Caridad. Pero al comenzar la Guerra Civil, dada la tremenda persecución religiosa existente en Cartagena, José decide regresar a su tierra natal e incluso un amigo le facilita el carné de músico asociado a la Unión General de Trabajadores (UGT), para tratar de 'esconder' su condición de sacerdote; pero sería denunciado y, finalmente, en la fría madrugada del 17 de octubre del año 1936, a los 36 años, sería asesinado junto a su padre y otros religiosos por las milicias de la CNT.