El 19 de septiembre de 1980 Amelia dio a luz a dos bebés en el hospital del Rosell. El parto fue natural, sin cesárea, y la mujer no necesitó anestesia alguna. La afectada no sabe ni siquiera el sexo del bebé que presuntamente le robaron y cree que podría ser mellizo o incluso gemelo del otro hijo que nació ese mismo día, que se llama Jonathan y reside en la actualidad en Cartagena. La familia tampoco descarta que quien buscan pueda ser una mujer. En la actualidad, Amelia tiene siete hijos, pero todos en la familia saben que aún les falta por conocer a un miembro más de su misma sangre. Treinta y siete años después está madre sigue convencida de que «me robaron a mi hijo en el Rosell». La familia sospecha que un ginecólogo privado de Cartagena pudo ser el presunto cabecilla de esta atrocidad.

Lidia, que es madre de mellizos y hermana de esta persona robada, explica lo sucedido: «Era la sexta vez que mi madre estaba en estado, pero tuvo molestias durante el embarazo y decidió ir a un ginecólogo de pago. El médico le dijo a mi madre que notaba dos latidos y le dio la enhorabuena por estar embarazada de dos niños. En la siguiente visita que hicieron, este médico les dijo que se había equivocado y que sólo estaba embarazada de un niño. No obstante, el facultativo incidió en que era muy importante que mi madre le avisara en cuanto fuera a dar a luz. Además, tanteó la situación de mis padres».

Años después de lo sucedido, Amelia contó a sus familiares lo que acaba de relatar su hija Lidia, que explica que su madre siempre fue consciente de que dio a luz a dos bebés, y que el primero en salir de su vagina se lo llevaron de la habitación las enfermeras nada más nacer. Lidia también apunta que, cuando preguntó por él, las matronas le dijeron a su madre que solo había tenido un hijo, Jonathan.

«Di a luz, se llevaron envuelto rápidamente al bebé que me robaron, pasé quince o veinte minutos sola en la habitación, no dejaron entrar a mi marido dentro. Después, volví a dar a luz por segunda vez. Entonces no había epidural, ni anestesia ni nada. Estuve consciente durante todo el parto. Estoy segura que a mí me quitaron a uno de mis hijos», señala Amelia.

La familia no ha podido denunciar lo sucedido ante la Justicia porque no existe ninguna prueba de este presunto robo. «En aquellos tiempos no había ecografías y da la casualidad de que el archivo de partos del hospital de ese año no existe. Así que no tenemos ni siquiera una partida de defunción, como poseen otras familias a las que le robaron un bebé en esa época», comenta Lidia. Sin prueba alguna, los hijos de Amelia se aferran al relato de su madre y quieren que «no se vaya de esta vida con la pena de no haber conocido a su hijo biológico». Para ello, los familiares han iniciado una campaña a través de redes sociales para difundir la imagen de Jonathan, así como fotos del resto de hermanos, para ver si por el parecido físico pueden encontrar a la otra persona que se engendró junto a Jonathan en el vientre materno.

Creen que está en Alicante

Jonathan tiene hoy 37 años, de niño tenía el pelo rubio, pero ahora lo tiene castaño. Sus ojos son claros y mide 1,75 metros. La familia sospecha que la persona que buscan puede estar en la ciudad de Alicante, concretamente en el barrio donde se encuentra el hospital general. Dos personas se han puesto en contacto con ellos la pasada semana para contarles que han visto a un joven muy parecido a Jonathan por la zona. Además, Lidia cuenta que en el año 2001, paseando por este mismo barrio alicantino, se encontró a alguien muy parecido cruzando un paso de peatones, pero que no se atrevió a pararlo para hablar con él. «Vivo toda mi vida con esta amargura. Si me tengo que hacer el ADN, me lo haré, y si no lo encuentro, me moriré con la pena de no haberlo conocido. No hay ni un solo día que no me acuerde de aquel momento, lo tengo grabado como si fuera ayer», concluye Amelia con la esperanza de conocer al hijo que le arrebataron.