«Es difícil soñar cuando no ves la salida», reza una canción de Maldita Nerea. Eso mismo debió pensar, en algún momento, Juan Ignacio Serrano, Juancho ‘el Bético’ para sus amigos, mientras se sometía a quimioterapia a la espera de un donante de médula. Y llegó. Juancho encontró un donante. Algo que no es nada sencillo. Casi como encontrar una aguja en un pajar. El caso de Juancho recuerda al del malagueño Pablo Ráez por todos los apoyos que consiguió en su lucha por conseguir que aumentaran las donaciones de médula.

«Ahora estamos más tranquilos todos, mi familia y yo», afirma Juancho. Él, que padece leucemia, necesita un trasplante de médula, que si todo va bien será dentro de dos meses.«A finales de noviembre espero hacer las maletas para someterme a la operación, que es en Murcia donde la realizan», afirma el joven de 19 años.

«Cuando me dijeron lo que tenía siempre tienes la esperanza, porque no tienes otra opción, pero ahora la situación está más clara, tienes un camino a seguir. Antes sólo era no dejar de luchar», cuenta Juancho.

‘El bético’, como le conocen sus amigos, padece una leucemia linfoblástica aguda, un cáncer en la sangre que le afecta al sistema nervioso central y a las meninges. «Es un tipo de cáncer que se reproduce rápido. En cada persona afecta de una manera distinta pero en mi caso me produce hematomas, me afecta a las anginas y te deja muy débil, muy cansado», afirma sobre su enfermedad.

Pese a que lo más difícil se ha conseguido, encontrar un donante, aún queda un camino que será duro. «Me quedan dos sesiones de quimioterapia de ‘mantenimiento’, para dejar lo más limpio posible el organismo», cuenta sobre los pasos previos al trasplante de médula. «Después, me darán una quimioterapia muy fuerte, para que la médula pueda adaptarse. Es como un ‘reseteo del organismo’», afirma.

Tras estos pasos previos, quedará ingresado de 30 a 50 días. «Ese sería ya el último paso del tratamiento completo. Conmigo estará una persona que no podrá salir hasta que no salga yo».

En estos cuatro meses que lleva de tratamiento, desde el pasado mes de junio, afirma haber pasado por todos los estados de ánimo y quiso destacar «el excelente trato de la planta de Oncología del Santa Lucía. Son gente con mucho tacto. Te dicen lo que tienes que saber, no tengo ninguna queja».

Mientras sigue paso a paso el camino marcado, dice «llevar una vida de vampiro. Duermo durante el día y salgo de noche, ya que no me puede dar el sol», dice Juancho mientras cuenta los días para llegar a la meta.

La alegría de su madre, quien ya ve una salida

La alegría de la familia en un caso así es desbordante, como mostró el mensaje en redes sociales de la madre de Juancho: «Nunca pensé que una llamada podía dejarte sin palabras como me pasó cuando mi hijo me llamó diciendo ‘Mamá, tenemos donante’. Es increíble que quieras hablar y no te salgan las palabras. Es una sensación de alegría inmensa, querer hablar y no poder porque no paras de llorar, con el corazón acelerado. No me lo podía creer. Ahora tenemos que esperar un poquito a que termine el tratamiento y enseguida a por él. Nos queda un camino largo pero vamos caminando que es lo importante. Pasito a pasito, despacito. Todavía tenemos unos días para cargar pilas, coger más fuerza y seguir esta batalla que tienes ganada. ¡Campeón!». Una felicidad inmensa que llega cuando ves una salida. r. m.