Destrozados. Así quedaron los familiares de Rosa María V. P. tras la muerte de la joven de 20 años a manos, presuntamente, de su expareja, Adrián S. C., de 22, en su vivienda de la calle Lucena de Canteras. Minutos después del trágico suceso, los familiares se refugiaron en una vivienda cercana al lugar de los hechos y fueron atendidos por un equipo de psicólogos de Cruz Ra y la Concejalía de Servicios Sociales.

Un primo de la víctima, tras ir a su coche a dejar unas pertenencias, afirmó a LA OPINIÓN que la tragedia les había sobrevenido. «Estamos rotos, el dolor es indescriptible», dijo el joven sin apenas poder articular palabra y entre lágrimas, antes de regresar a la vivienda con sus seres queridos.

De igual forma, un vecino de la zona que se encontraba en el lugar de los hechos minutos después del suceso afirmó que el padre de la víctima, trabajador de la construcción y que no se encontraba en el lugar cuando ocurrió el asesinato, al llegar «no había quien lo detuviera, iba a por el asesino». «Podría haber ocurrido otra desgracia; si le hubiese hecho algo, otro desastre para la familia al perder al padre», dijo el residente de la zona.

Relación tormentosa

Según los vecinos -la familia evitó hacer declaraciones a los medios- la relación entre Rosa María y Adrián era «complicada». «A veces rompían y luego volvían a estar juntos», relató uno de los residentes que acudió al lugar para ver qué había ocurrido debido al gran despliegue de medios policiales. «Había venido de Málaga y residía aquí porque estaba saliendo con ella», contó otro de los vecinos.

Sobre anteriores sucesos entre la pareja, los vecinos no refirieron un comportamiento violento del detenido respecto a la víctima, aunque sí que indicaron que «muchas veces se le veía rondando la casa, pero no sabemos si es porque volvían a estar juntos o no», relataron. Una relación tormentosa que finalmente acabó en tragedia en la calle Lucena de Canteras.