Durante un verano más, los ciudadanos y visitantes que tengan perro y quieran llevarlos a la playa no podrán hacerlo. El Ayuntamiento de Cartagena sacó en junio a consulta ciudadana la posibilidad de habilitar el acceso de las mascotas a cuatro zonas concretas de playa: la desembocadura de la rambla de Lo Poyo, en el Mar Menor; Isla Plana; Cobaticas, en Calblanque; y El Vivero, en La Manga. «En esta última playa hay pegas por parte de Sanidad porque está calificada como zona de baño, a diferencia de las anteriores. Habrá que delimitar bien hasta dónde pueden llegar los animales», informan desde el Gobierno local.

Actualmente, las multas por llevar el perro a las playas del municipio alcanzan cifras de hasta 1.500 euros. No obstante, desde el Consistorio cartagenero confirman que no se ha sancionado económicamente a ningún bañista este verano, aunque sí se ha levantado acta en algún caso puntual. Para evitar esto, varios vecinos de Cartagena y de San Javier recogen firmas desde hace dos semanas a través del portal web de peticiones Change.org.

El Ayuntamiento notificó la decisión de permitir llevar perros a todos los organismos afectados y pidió a la Demarcación de Costas que indicase los trámites que eran necesarios. Por su parte, desde Costas informan de que, a través de un escrito del pasado 5 de julio, comunicaron al Ayuntamiento que debía enviarles la documentación necesaria para poder valorar la autorización de ocupación del Dominio Público Marítimo Terrestre. Sin embargo, según afirman desde el ente estatal, aún no han recibido tal documentación por parte del Consistorio.

Algunas organizaciones como el Grupo Animalista de la Región de Murcia (GARM) se han pronunciado al respecto. María Marco, una activista de esta asociación, considera «un avance para la sociedad facilitar el acceso de perros a las playas. Los animales en sí no manchan, manchamos los humanos al no recoger sus excrementos o dejar restos de basura», dictamina Marco.

«Permitir llevar a los perros a las playas tendría muchas ventajas. Gente que tiene estos animales iría con más facilidad, los chiringuitos obtendrían más ingresos y las playas tendrían una mejor posición a nivel turístico», manifiesta Miguel Fernández, otro activista de GARM que añade que «tenemos que recurrir al civismo de la gente para no molestar a nadie».

Por su parte, el presidente de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), Pedro García, ha advertido del posible peligro de permitir que los animales domésticos visiten las playas de Calblanque. «Se estaba intentando plantear una posible playa para perros, y en playas urbanas se podría hacer compatible. Aunque no somos partidarios de la prohibición total, sí defendemos que no se fomente la presencia de animales domésticos en los espacios naturales protegidos como Calblanque, ya que lo pueden perjudicar», concluye.

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