Reducir la contaminación es una de esas asignaturas pendientes que se nos resiste con el paso del tiempo. Algunas de las organizaciones ecologistas de la Región defienden que las medidas para mantener los recursos medioambientales de los que disponemos y favorecer el cuidado del entorno deberían partir no solo de la individualidad de cada uno sino de quienes nos gobiernan. «Desde la Administración se ha hecho una labor de aparentar mucho movimiento, en lugar de hacer movimientos realmente efectivos», critica Pedro Luengo, portavoz en Murcia de Ecologistas en Acción. «El mayor déficit de nuestro Ayuntamiento es la recuperación de basuras, principalmente por falta de personal», dice David García, el presidente de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE).

Varias son las zonas naturales de Cartagena que actualmente están en el punto de mira por no acatar los niveles de salud ambiental que deberían. Entre ellas, destaca el caso del Mar Menor, el Parque Regional de Calblanque, o la playa de El Gorguel por el proyecto del Macropuerto de contenedores. Además, el pasado mes de julio ha aumentado en nuestra la ciudad la cantidad de emisiones nocivas que dañan la capa de ozono.

Uno de los principales problemas que atañen al Mar Menor son los vertidos incontrolados de nutrientes a causa de la agricultura intensiva. «El año pasado se produjo una explosión de microorganismos que enturbió el agua. Esto provoca que se mueran otros microorganismos, en primer lugar los que no se pueden mover, como algas y algunos moluscos», informa Luengo desde Ecologistas en Acción. «Este año hay menos nutrientes que en 2016, pero todavía son demasiados y en cualquier momento puede haber otra explosión», advierte. A través de ANSE, García también coincide en que la laguna salada está en una época «de transición» y en que se debe estar pendiente de su evolución. «Las temperaturas han subido mucho y ni los investigadores se atreven a decir qué puede ocurrir», afirma.

Salinas del Rasall

El Parque Regional de Calblan se caracteriza por la gran diversidad de ambientes que confluyen en él. Esta zona protegida cuenta con pinares, matorrales, ramblas, arenales, dunas, paleodunas, calas y acantilados, así como una cuenca endorreica en la que se encuentran las Salinas del Rasall. Sin embargo, también hay zonas donde se permite una agricultura tradicional con pedreras, árboles y lindes entre parcela y parcela. «Todo se ha roturado y ha dejado una superficie muy grande totalmente arrasada», informan desde Ecologistas en Acción. «Hay varias cosechas en las que se hace un uso agresivo de abonos químicos y el agua que se utiliza es mayor», declara Pedro Luengo.

Este no es el único conflicto que presenta a día de hoy el parque. Tal y como defiende Pedro García desde ANSE, «uno de los mayores problemas del Parque Regional de Calblanque es que las Salinas de Rasall siguen sin gestión alguna».

Las playas de este enorno protegido no son las únicas que se encuentran en el ojo del huracán. El proyecto de construcción de un macropuerto de contenedores en El Gorguel sigue un lento trámite administrativo y se prevé que esta futura terminal generaría, según el presidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena, generase unos 16.000 puestos de trabajo. «No es de recibo que siempre acaben imponiéndose las pretensiones a nivel económico. Proteger los ecosistemas no es un capricho nuestro, sino una necesidad de la sociedad», reclama Pedro Luengo.

Las altas temperaturas son otro motivo de preocupación debido a la situación geográfica del municipio y del conjunto de la Región. La ola de calor que se ha dado especialmente en este último mes ha disparado las emisiones perjudiciales para la capa de ozono y ha hecho saltar las alarmas de todas las organizaciones comprometidas con el medio. Luengo defiende que «no podemos evitar el clima que tenemos, pero sí la cantidad de contaminantes que llegan al aire».

Tanto Luengo como García se muestran descontentos con la gestión por parte de la Administración y dicen que «aún queda mucho por hacer» para revertir los altos niveles de contaminación. Ambos coinciden en que las expectativas del Plan de ordenación municipal son pésimas y se debería replantear con miras a una revisión en profundidad que minimice las agresiones al medio ambiente.