Realizar pruebas de capacidad de ejercicio a personas ancianas que padecen obstrucción de la válvula aórtica, así como analizar la aparición de determinadas sustancias en sangre, ayuda a mejorar sus tratamientos y a determinar si es conveniente o no operarles para solucionar esa dolencia.

Esta conclusión es una de las principales a las que ha llegado la cardióloga del hospital Santa Lucía Irene García-Escribano en su tesis doctoral, en la que ha estudiado durante dos años a unos 200 pacientes con esta patología.

Esta enfermedad es la más frecuente relacionada con las válvulas cardiacas y normalmente se trata con cirugía. Sin embargo, la mayoría de veces la padecen personas ancianas, por lo que García-Escribano ha comprobado que sometiéndolas a estas sencillas pruebas físicas y en sangre, puede adecuar mejor el tratamiento.