Estaba trabajando en el despacho cuando dos comerciales del banco vinieron a visitarme para captarme como cliente y para venderme un Plan Individual de Ahorro Sistemático (PIAS), o sea de interés compuesto.

Me pareció bastante atractivo el producto que ofrecían, infinitamente más rentable que la tradicional renta fija del plan de pensiones, en el que el estado te permite desgravarte un máximo de 8.000 euros al año, si bien cuando lo rescatas, te levantan en peso. Y se quedan tan frescos. Pero bueno, pero ¿qué es esto? El Estado no puede (no debería) quitar a un ahorrador su dinero, porque de ello depende su bienestar venidero. Esto en lo que se traduce es que el Estado castiga al que ahorra, de hecho, si esa persona hubiese preferido gastarlo en prostitutas, cocaína y vicios varios, ahora no tributaría. Pero claro, eso no se ve o no interesa contarlo.

Más al margen de lo anteriormente expuesto, uno de los comerciales afirmó que este tipo de planes de ahorro son muy necesarios «porque el Estado no tendrá dinero para pagar nuestras pensiones en un futuro». ¿Cómo? ¿Qué? De inmediato le interrumpí, no pude evitarlo. Lo que estaba sosteniendo era totalmente falso, por supuesto que sí hay dinero para pagar las pensiones; no nos vayamos a creer ahora todas las mentiras de nuestros gobernantes. Lo que pasa es que el dinero no se gestiona como debería.

Si no despilfarráramos en subvenciones de dudoso servicio para la sociedad, si no fuéramos tan corruptos, si no malgastásemos el dinero en obras elefantiásicas, si delimitásemos el Estado de bienestar, si reorganizáramos el territorio español eliminado las comunidades autónomas, suprimiendo las provincias y reagrupando municipios, si no fuésemos tan ambiciosos y nos conformásemos con tener 10-20 aeropuertos de calidad en vez de 52 (cuando Alemania tiene 39 con 81 millones de personas), si en vez de tres millones de funcionarios nos bastase con un millón, si España no fuese el país con mayor número de políticos con cargos públicos por habitante de toda Europa (el doble que Francia o Italia), si nos conformásemos con disponer de unos buenos trenes adaptados a las vías actuales, en vez de endeudar al estado con el dichoso AVE, si no construyésemos tranvías deficitarios, si no tuviéramos que gastarnos tanto dinero en macrocárceles para mantener a más de 80.000 presos.... Otro gallo cantaría.

Cabe recordar que el Estado español cobra más impuestos que antaño, con un presupuesto general superior a los 122.000 millones de euros, frente a los menos de 4.000 millones de euros que se recaudaban en el año 1975.

¿Y aun así se permiten el lujo de decir que no hay dinero para pagar la extra de julio a los pensionistas porque el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, más conocido como la hucha de las pensiones, afronta uno de los momentos más graves de su historia? No sé si reírme o llorar. Todo ello lo afirman hablándonos de pirámides de población invertida, del inmigrante como salvador de nuestros mayores y sin que les de vergüenza y sin que el pueblo se eche en masa a la calle entre estallidos de cólera, exigiendo su revolución pendiente.