Ocurrió el 18 de septiembre de 2015. El expresidente de la Comunidad Autónoma, Pedro Antonio Sánchez, y los rectores de la Universidad de Murcia, José Orihuela, y de la Politécnica de Cartagena, que entonces era José Antonio Franco, suscribieron un acuerdo de financiación plurianual para el periodo 2016-2020.

Desde entonces faltaba el requisito necesario para darle «plena validez jurídica»: que ese acuerdo se tradujera en decreto. Ocurrió el pasado 27 de junio, lo que ha permitido a los responsables de las instituciones docentes superiores «respirar» tranquilos.

«En este tiempo, de hecho, ha estado en vigor pero el que exista una norma que lo ratifique nos evitar estar a merced de los avatares políticos», apunta el vicerrector de Planificación Económica y Estratégica de la UPCT, Emilio Trigueros, quien insistió en que «ya teníamos ganas de que fuera publicado» el decreto.

Una valoración que comparte el responsable de las cuentas de la UMU, el vicerrector de Economía, Sostenibilidad y Ciencias de la Salud, José María Abellán.

El plan contempla el escenario presupuestario anual para cada universidad pública regional, una base económica que les permite gestionar pagos e inversiones. «Entonces lo vimos válido porque salíamos de la crisis, aunque nos hubiera gustado otro más ambicioso, sobre todo en la subvención básica», destaca Abellán.

«Al firmarlo fuimos conscientes de que la Comunidad Autónoma tenía una capacidad financiera limitada; hicimos el esfuerzo por la crisis», insiste Trigueros.

Por lo que se refiere a la subvención básica -capítulo que se destina a gastos corrientes y de personal- «apenas sí cubre las necesidades» de la Universidad de Murcia, según Abellán. De hecho, calcula que llega al 96% de los gastos y el resto lo aporta la institución docente de sus recursos propios.

Trigueros explica, por su parte, que en el momento de la negociación la universidad cartagenera tenía como objetivo principal garantizar el presupuesto de personal. «Somos una universidad joven y en continuo crecimiento, pero según los últimos estudios seguimos estando por debajo de la media española en inversión de personal».

Está claro que a ambas universidades les hubiera gustado ser «más ambiciosas» en este capítulo, pero como apunta el vicerrector murciano «podemos recurrir al techo de gasto» para suplir las carencias.

Abellán explica que en este apartado el Plan de financiación ha fijado una partida que está por encima de la de la subvención básica (en el caso de la UMU y para 2017 más de 143 millones de Techo frente a los casi 136 'básicos'). «Esta holgura nos permite que, si conseguimos ahorrar en otras partidas, esos recursos los podamos destinar a personal».

Contratos-programa

Además de la subvención básica y de inversiones, el plan financiero cuenta con un tercer apartado: el de la subvención complementaria, que se materializa a través de contratos-programa. Este capítulo está ligado al cumplimiento de los objetivos de calidad docente, investigadora y de gestión de las universidades.

La UMU tiene asignados este año 2,2 millones de euros y la UPCT medio millón. «Este año es el primero que se ha activado, pero como aún no se ha publicado el contrato-programa debido a los cambios en el gobierno regional, no hemos recibido la subvención», explica el vicerrector de la UMU, quien deja claro que no por ello se están siguiendo las pautas pactadas.

Emilio Trigueros indica que aunque las cantidades son simbólicas «es una forma de garantizar que hacemos nuestros deberes y son modificables al alza si obtenemos mejores resultados».

Entre los indicadores que se tienen en cuenta en este apartado figuran el desarrollo de las titulaciones bilingües; el número de alumnos que realizan prácticas en empresas o el grado de empleabilidad de los egresados.

En conclusión, que los responsables económicos de las dos universidades públicas de la Región consideran que cuando se renegocie el plan financiero para el siguiente quinquenio se deberá abordar el incremento de la subvención básica; la revalorización del capítulo de inversiones; y nuevas fórmulas para los contratos-programa, aunque contemple un 'endurecimiento' de los objetivos.

«La financiación debe ir pareja al cumplimiento de unos objetivos, como son la buena calidad de la docencia y los buenos resultados en los proyectos de investigación», señala Abellán.

Inversiones El capítulo que ´no llega´ y que piden que se revise al alza

La Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) tiene paralizadas una serie de inversiones incluidas en el plan diseñado por esta institución y cuyo gasto oscila entre los 25 y 30 millones de euros. Dos son los proyectos estrella que esperan mejores tiempos: la remodelación de la Escuela/facultad de Arquitectura y la puesta en marcha de una nueva residencia universitaria en el antiguo edificio administrativo del Ayuntamiento, que se tiene que rehabilitar y ampliar. «Es imposible hacer nada con el dinero presupuestado», explica el vicerrector Emilio Trigueros, quien apunta que la prioridad está en la rehabilitación de la Escuela. En un principio tenía un presupuesto de 12 millones de euros, pero ahora, se ha quedado en 7 millones, de los cuales 2 saldrían de los fondos europeos Feder). «Hemos convocado un concurso de ideas y hemos pedido a la Comunidad que revise el plan en este capítulo, para que se ajuste a las necesidades de inversión en infraestructuras que tenemos», relata, añadiendo que «hay buenas perspectivas».

El vicerrector de la UMU, José María Abellán, también se quejó de la dotación de este capítulo. «Este año tenemos consignados un millón para infraestructuras, una cantidad paupérrima, que tenemos que completar con recursos propios», lamenta y subraya que este apartado «es el hermanito pobre» del plan financiero.