El plan de financiación plurianual de las universidades públicas es revisable cada cinco años y en él se han tenido en cuenta tres tipos de financiación: la básica (que atiende los gastos de personal y funcionamiento); la complementaria, ligada al cumplimiento de objetivos de calidad docente, investigadora y de gestión, a través de un contrato-programa; y de inversiones, para el desarrollo, mejora y acondicionamiento de infraestructuras y equipamientos universitarios.