El plazo para que la solidaridad se nos caiga de la cartera está acabado. Desde el 5 de abril se nos han dado la patriótica oportunidad de que los de siempre seamos todos y poner nuestro lado más contributivo al alcance de los mismos presentando nuestra declaración de la renta. 14,7 millones de contribuyentes habían pagado de más unos 11 mil millones que ahora nos toca devolver a todos, como si fuera deuda pública pero al cero por ciento de interés. Buena operación para Montoro que lo suyo ya es suyo y el resto es lo que intentará negociar con todos nosotros para cobrar cuanto más y por más adelantado, mejor.

Piénsese rico podrido por un momento, de esos que salen en la tele investigados por paraísos fiscales y suponga que ese dinero es fruto de su trabajo o de su talento. Da igual para dar patadas a un balón que para poner música a unos versos, recuerde cómo empezó todo, en el patio del colegio o corriendo delante de la policía y ahora sitúese en la cola de la caja de la oficina de su Agencia Tributaria preferida con un paquete de dos millones y pico de euros en bolsillo derecho para dejarlo allí, para todos, y en el izquierdo un millón y algo, que es lo que le quedará para llevarse a casa después de que haya ganado más de cuatro.

No vale decir aquello de que a mí no me importaría, porque lo cierto es que nadie se acabará sintiendo solidario de contribuir con un 56% de lo que ha ganado por su trabajo si esa contribución es por obligación, que la libertad es lo que más nos molesta perder, por muy ricos que seamos. Somos el quinto país del mundo con el tipo marginal del IRPF más alto, sólo por detrás de Suecia, Dinamarca y Países bajos en Europa y el otro es una isla del Caribe. En cualquiera de esos cuatro países se debería vivir más o menos como en España si por impuestos fuera la cosa, salvo que la pasta acabe en otra parte, porque un diputado en Suecia vive en un piso de 40 metros, con lavandería comunitaria y hasta los años 90 tenían camas en el propio parlamento, que lo peor para hacer mala sangre cuando estás dejando el sobre es manejar la certeza de a dónde irá a parar tu dinero si pagas en España.

Si los tipos impositivos estuvieran dentro de un rango normal, entre un 27 y un 30% no serían necesarias amnistías fiscales ni la gente se complicaría montando complejos y arriesgados modelos para acompasar los impuestos a la lógica de su cabeza, que dejar un millón de euros en la caja después de ganar cuatro no está nada mal y lo mismo el resto, para conseguir llegar a ese autoelegido tipo impositivo por la puerta falsa, se ha quedado en manos de los asesores que acaban también dejando de contribuir su parte. Porque lo de soy el asesor de un rico y ésta es mi declaración del 347 por haberle facturado un millón de euros por asesorarle no va a quedar bien en la inspección.

Reagan bajó al 27% plano el IRPF durante su mandato en EEUU aunque Obama lo haya devuelto al 35%. Una sociedad mercantil siempre paga el 25%, gane lo que gane, y una persona física puede sobrepasar el doble y no hay peor cosa que distintas varas para medir el mismo dinero, aunque haya tesis que incluso definen que los impuestos deberían ser distintos según la procedencia del dinero. En todos estos años, el PP no ha hecho absolutamente nada para adelgazar el modelo político de gasto, se nos salen los diputados, asesores, alcaldes y concejales por las cuatro esquinas del sobre y no está en sus planes, ni lo ha estado nunca, medida alguna de ahorro encaminada a bajar ese gasto aunque ellos sigan empeñados en resolver el problema cobrando un euro a los pensionistas por el paracetamol. Si pagamos como en Suecia queremos vivir como allí o que nos manden políticos suecos o suecas que lo resuelvan.