Hoy lunes, 19 de junio, es un día un tanto especial para los cartageneros puesto que en el Ayuntamiento de la ciudad se celebra un pleno del consistorio al objeto de legitimar lo acordado en el ya famoso ´pacto del boli´, según el cual nuestro carismático alcalde, José López, dejará libre su sillón a partir del próximo miércoles. Así pues hay que señalar que el día 21, en nuestra tierra, no solo tendrá lugar la llegada oficial del verano, una efemérides que se producirá a las 6 horas y 24 minutos (hora peninsular), sino que también llegará a la alcaldía cartagenera la socialista Ana Belén Castejón; si bien es cierto que el comienzo de su reinado, por un periodo de dos años en principio, se producirá algo más tarde una vez concluido el pleno de investidura que será convocado al efecto.

Pero hablando de reinados, también hoy es una fecha señalada para todos los españoles porque se conmemoran ya tres años de la proclamación de Felipe VI como Rey de España, gracias a la entrada en vigor la Ley Orgánica 3/2014, de 18 de junio, que reguló la abdicación de Juan Carlos I. Recordemos que éste monarca fue proclamado como tal el 22 de noviembre de 1975, cuando en España las cosas eran bien diferentes; y rescatando parte de su discurso de aquel día ante las Cortes, cabe reseñar las siguientes palabras: «€pero las naciones más grandes y prósperas, donde el orden, la libertad y la justicia han resplandecido mejor, son aquellas que más profundamente han sabido respetar su propia Historia».

Actualmente, es obvio que existe un número elevado de compatriotas para los que la Historia solo es ´algo´ que pertenece al pasado y que les importa tan solo lo justo; pero otro numeroso contingente, sencillamente, ha decidido seguir las proclamas de Oscar Wilde, el dramaturgo irlandés del siglo XIX, quien nos dejó por escrito que «el único deber que tenemos con la Historia es reescribirla»; es decir, pretenden tergiversarla a su criterio, sin respeto alguno, para lograr objetivos muy variopintos; entre ellos, la legitimación del disgregador disparate catalán. También Felipe VI en su discurso de proclamación dedicó palabras a la diversidad territorial y, cómo no, a animar al pueblo a mirar al futuro, preservando los principios de convivencia sin romper los puentes del entendimiento.

Destacar que a lo largo de estos tres años, en los que casi todas las instituciones han quedado seriamente dañadas por la corrupción; hemos vivido situaciones de vértigo aunque el Reino de España, finalmente, se mantiene a flote. A partir de ahora, si la lacra de la corrupción lo permite, puede que vivamos un año y medio con mayores certidumbres debido, entre otras cosas, a que la socialdemocracia necesita tiempo para decidir el espacio a ocupar, si no quiere seguir el aciago camino de otros socialistas europeos; y a que el viento de la economía alcanza el grado de bonancible con un verano de creación de empleo sin precedentes, y es lógico pensar que la quimera catalana se desinfle€ como tantas otras veces a lo largo de la Historia.

Por último, esperemos que este cálido verano Ana Belén sepa elegir el rumbo correcto y el velamen adecuado para aprovechar tan generosos vientos en beneficio de Cartagena.