Los exploradores o boy-scouts que fundara el británico Baden-Powell iniciaron su funcionamiento en nuestra ciudad en 1913. A partir de ese momento fueron múltiples las excursiones y actividades realizadas para enriquecer el conocimiento de estos jóvenes muchachos, y precisamente una de ellas es el objeto de la historia de hoy. Viajamos al año 1915, concretamente al 11 de abril, que fue el día elegido por la directiva de la asociación para organizar una excursión ´especial´. Tan especial fue que el número de participantes superó al habitual llegando a concentrarse más de doscientos integrantes de esta asociación juvenil.

A las diez y media de la mañana tras reunirse en su local social los exploradores recorrieron las calles Mayor, Puerta de Murcia, Villamartín y tras atravesar la plaza del Rey se introdujeron en el Arsenal. Tras izar la bandera se dispusieron a montar las tiendas de campaña al sur de la plaza de armas de dicho recinto hasta que se hizo la hora de comer. Finalizada la comida embarcaron en unos botes y fueron remolcados por una lancha del Arsenal hasta su destino final, el acorazado ´España´.

Como definiría con sus propias palabras tras visitarlo uno de esos chicos, «un formidable barco», y es que mirando los datos técnicos del mismo no era para menos, sobre todo visto con los ojos de un chaval. Más de 130 metros de eslora, un radio de acción de 500 millas, velocidad entre 9 y 12 millas, dos palos y dos grúas, un puente en la proa y otro en la popa, dos cofas de observaciones, cuatro calderas, cámaras de máquinas, telegrafía sin hilos, enfermería, sala de operaciones, cocinas y despensa. Y al ser un buque de guerra no podían faltar en esta descripción sus armas entre las que destacaban los 8 cañones Vickers de 305 mm, montados en 4 torres dobles. Cada cañón pesaba 67 toneladas y cada proyectil 385 kg, y además estaban complementados con 20 cañones de 101 mm, 2 cañones antiaéreos de 47 mm y 2 piezas de desembarco de 70 mm.

Decía en la crónica que de ese día hizo uno de estos boy scouts lo siguiente: «Pronto llegamos al fin de nuestra expedición; subimos a la cubierta superior, y desde el mástil de la bandera de popa, donde un día ondeaba aquel hermoso pabellón rojo y gualda costeado por las damas españolas, retratáronnos de nuevo»... Y efectivamente a ese preciso momento corresponde la magnífica fotografía que ilustra la historia de hoy en la que se puede ver a nuestros protagonistas en la cubierta formando una composición triangular perfecta, instantánea que llegó a publicarse en una revista de tirada nacional. Emocionados tras la visita regresaron al Arsenal, procedieron al arriado de la bandera y emprendieron la vuelta a la sede de la asociación donde se disolvieron.

La casualidad ha querido que a la hora de escribir estas líneas el buque ´Castilla´ se encuentre en nuestro puerto y haciendo gala de su hospitalidad haya abierto sus puertas durante dos días para ser visitado por los cartageneros, y es que hoy, al igual que hace cien años, sigue teniendo vigencia la frase que pronunciara un alcalde de nuestra ciudad afirmando que «no se puede concebir Cartagena sin la Marina ni la Marina sin Cartagena».