«El 77% de quienes eligen Airbnb se ahorran dinero. De media, casi la mitad del gasto que pagarían en un hotel», señaló la investigadora de la Sheffield Hallam University. «La plataforma compite especialmente con los hoteles de bajo coste, porque no ofrece las comodidades de los de mayor nivel», añadió. Programas de fidelización que supongan un ahorro para los clientes y cooperación entre los hoteles en plataformas conjuntas de reserva online son las dos líneas de actuaciones que la ponente ha recomendado al sector.

«Por cada 10% que aumenta el negocio de Airbnb, se reduce un 0,4% la facturación de la industria hotelera, que tiene un gran peso en la economía y genera mucho empleo», ha detallado, señalando que la mayoría de ciudades están iniciando la regulación de estos alojamientos, para que paguen impuestos o para excluir del mercado a los particulares sin licencia. «La seguridad es el punto débil de Airbnb, que ofrece muchas menos garantías que un alojamiento tradicional», prosigue Lu. Entre los 120 investigadores de los cinco continentes que acudieron ayer al congreso muchos procedían de países islámicos, cuyo sector turístico se ve afectado por la inestabilidad política.

El turismo de cruceros

Entre los ponentes, el profesor de la Escuela de Navales de la UPCT Jerónimo Esteve explicó cómo se complementa la estacionalidad del turismo de cruceros. Toda la región Mediterránea tiene su temporada alta entre mayo y octubre, mientras que de noviembre a abril la flota se desplaza a los destinos atlánticos. «Por mucho que se esfuerce un puerto en particular, no puede contrarrestar la dinámica que afecta a toda su región», dijo.