Querido alcalde, con el debido respeto: Esta última semana no hemos recibido buenas noticias para nuestra ciudad. El lunes supimos, a través del Boletín Oficial del Estado, que el proyecto presentado por el Ayuntamiento, para conseguir 15 millones de euros de fondos europeos, con los que financiar la excavación del Anfiteatro, la recuperación de viviendas en desuso o llevar a cabo otras actuaciones vinculadas a las tecnologías de la información, así como diversas iniciativas para la rehabilitación del Casco Histórico, ha sido rechazado por el Ministerio de Hacienda y Función Pública que dirige Cristóbal Montoro, al igual que les ha ocurrido a otros 11 municipios de la región.

Por segundo año consecutivo, -curiosamente los mismos que lleva el Partido Popular en la oposición-, los planes que presentan sus técnicos municipales son tumbados por superiores instancias que, sin embargo, han aprobado, sin el menor problema, una subvención de 14 millones de euros para el Ayuntamiento de Murcia, destinados a la regeneración de los barrios de La Paz, El Carmen y Santa Eulalia, para Murcia Río, la recuperación de la Cárcel Vieja, el Plan de Acción de la Huerta y otras medidas sobre movilidad.

También es casualidad que ningún ayuntamiento de la Comunidad, excepto el de la capital, haya sabido presentar sus proyectos correctamente. Está claro alcalde que, como dice el refrán: «más vale caer en gracia que ser gracioso». Y no me refiero con esto a que sea usted gracioso, tampoco nos engañemos. Lo que trato de explicar es que, en mi opinión, ni usted, ni veinte como usted, podrán cambiar la querencia natural de los poderosos (entiéndase por poderosos a los que ostentan el poder) de ayudar, sostener y favorecer principalmente a sus congéneres.

Debo decir a continuación que tampoco me extrañó, conociéndolo ya un poco mejor después de estos dos últimos años, que, nada más enterarse de la noticia, soltara uno de sus exabruptos preferido: «Murcia nos roba». Aunque también se observa la experiencia adquirida en este tiempo cuando rápidamente matizó: «No me refiero a los murcianos, sino a los políticos murcianos», para terminar apostillando: «Ellos son los mismos que se adjudican, pues no les van a dar las cosas a Ayuntamientos que no son de su corte».

Por si hubiese dudas sobre las directrices políticas que se siguen a la hora de asignar este tipo de subvenciones, los portavoces de los dos grupos municipales de la oposición, lejos de lamentar lo que en definitiva es una pésima noticia para todos, intentaron aprovechar este revés, achacándolo a su mala gestión y a la falta de peso político de su gobierno.

Mientras que el portavoz de Ciudadanos, Manuel Padín, le acusó a usted de «no haber sido capaz de articular un proyecto fuerte para ganar los fondos europeos»; Francisco Espejo, portavoz del PP local, señaló que «el Gobierno municipal ha vuelto a perder fondos europeos para el municipio, y no ha sido porque se quiera castigar a Cartagena, sino porque han presentado un proyecto que no cumple con los requisitos necesarios». Según Espejo el documento «no tenía ni la estrategia ni el rigor y empuje político necesario».

No sé por qué me acordé de las palabras que dijo precisamente el señor Montoro cuando, estando también en la oposición, presiono a una diputada canaria para que no apoyara el paquete de recortes que había propuesto el presidente Zapatero, a sabiendas de que España sería intervenida si no se aprobaban las medidas, ¿recuerda?: «Que caiga España, que ya la levantaremos nosotros».

Sería conveniente que todos ustedes, los unos y los otros, pensaran dos veces lo que van a decir antes de abrir la boca, porque de lo contrario, al final, no nos vamos a creer nada de lo que digan.

Por ejemplo, me parece una tomadura de pelo que el concejal popular Diego Ortega (responsable de la concejalía de Deportes entre los años 2012 y 2015) ahora le responsabilice a usted de retrasar la apertura del Palacio de Deportes para sacar rédito político. ¿Acaso no recuerda ya el señor Ortega que esas obras comenzaron en 2006 con un presupuesto de 14 millones y un plazo de ejecución de 18 meses, y que nueve años después, cuando su partido tuvo que dejar el gobierno de la ciudad, todavía no se habían terminado y el coste se había incrementado hasta los 22 millones de euros? ¿De verdad quiere el señor Ortega que nos pongamos a hablar ahora otra vez del inacabado Palacio de Deportes, y busquemos a los responsables de la desastrosa gestión que se ha hecho con esa obra?

Querido alcalde, ya sabe lo que siempre se ha dicho «sin confianza no hay democracia». Así que, o empiezan todos ustedes a tomarnos en serio, o seremos nosotros (los ciudadanos de a pie) los que terminemos por perderles el respeto.