Circular en bicicleta por Cartagena supone jugarse la vida. Eso es lo que critican los integrantes de la asociación de ciclistas urbanos MoviliCT. Gonzalo Navarro, portavoz de la plataforma, denuncia que en la ciudad hay más de medio centenar de puntos negros para los que se mueven a pedaladas. Asimismo, lamenta que «no hay voluntad política para arreglarlos».

Los amantes de las dos ruedas exponen que muchos de estos lugares «peligrosos» se podrían hacer más seguros poniendo un simple cartel, para avisar a los conductores de turismos de que hay un carril bici y de que tienen que tener precaución. Otros, señalan que requieren de resaltos para que los coches frenen cuando se aproximan a ellos, como ocurre en los cruces de la calle Juan Fernández. En total, contabilizan hasta 20 intersecciones críticas en esta vía. Allí mismo, por ejemplo, los ciclistas aseguran que es un «riesgo» que haya coches estacionados junto a este carril bici de doble sentido.

«Ningún ciclista va por el carril bici de Juan Fernández, porque sabe que se juega su integridad física, en cualquier momento abren la puerta de un coche y te estampas contra él», señala Navarro. El problema radica también en una falta de educación vial. «La gente no ha recibido formación», concluyen. Asimismo, achacan que todos los riesgos vienen motivados por una «mala» planificación inicial del trazado destinado a los ciclistas. «Aquí se hicieron carriles bici para decir que Cartagena tenía muchos kilómetros para ciclistas, pero, en realidad, lo único que se hizo fue pintar líneas en el suelo, sin tener en cuenta la seguridad de los mismos», explica el portavoz de la asociación MoviliCT. Igualmente, añade Navarro, «estos carriles no cumplen con ninguna normativa de seguridad vial, ni tan siquiera siguen las recomendaciones que marca la Dirección General de Tráfico (DGT)». Es por ello que desde MoviliCT reclaman que el Ayuntamiento haga un análisis exhaustivo de todos los puntos negros, así como que se establezca una red de carriles bici en la que la seguridad sea la primera premisa a cumplir. Igualmente, denuncian que todos los carriles bici de Cartagena terminan de manera brusca y sin señalización.

Pese a todo esto, dicho colectivo sólo tiene constancia de dos accidentes ocurridos en los últimos meses. No obstante, avanzan que deben haber muchos más, ya que sólo se enteran de los siniestros de sus asociados. Por ejemplo, hace dos años, Fernando Tonda sufrió un accidente en el cruce de Juan Fernández con Jiménez de la Espada, cuando iba por el carril bici para recoger a sus hijos del colegio. Allí, impactó con un turismo, que, al no verle, giró la calle sin percatarse de que por ahí pasaba una bicicleta, pese a las timbradas del accidentado. Por suerte, la colisión no le provocó lesiones de consideración. El problema en este caso, resume Fernando, es que los conductores no estan habituado a que por esta vía circulan también bicicletas.

Por otra parte, el colectivo de ciclistas denuncia públicamente que es una «temeridad» que se potencie el 'crucero activo', que consiste en que los viajeros de buques recorran la ciudad en su propia bicicleta. Concluyen que «Cartagena tiene carriles bici tercermundistas, y, si ocurre una desgracia, va a repercutir drásticamente en el turismo».