Querido alcalde, con el debido respeto: Son muchos los temas que, debido a mi hibernación ´cuaresmal´, no he podido comentarle anteriormente aunque, alguno de ellos, dado el carácter transitorio del Ejecutivo regional, sea difícil de abordar en este momento. ¡Que esa es otra! Tampoco he tenido ocasión de escribirle sobre la ´dimisión voluntaria´ de Pedro Antonio Sánchez al que parece que, finalmente, se le aparecieron las musas en forma de Ciudadanos para inspirarle la conveniencia de dejar el sillón. Sin embargo no quisiera que quedara en el olvido el tremendo patinazo de la señora consejera de Educación en funciones, María Isabel Sánchez-Mora cuando, durante una visita a la Universidad Politécnica de Cartagena, a finales del pasado mes, dijo aquello de que los barracones instalados en la Casa del Niño era solamente una medida coyuntural.

Como usted sabe muy bien alcalde, igual que los padres que en su día elegimos ese centro público para la educación de nuestros hijos, la Casa del Niño acoge las aulas de educación infantil del colegio San Isidoro y Santa Florentina. Pero desde hace casi diez años, cuenta con dos aulas prefabricadas a pesar de que, tanto los padres como los propios docentes, y últimamente también desde el Ayuntamiento, se ha exigido en múltiples ocasiones su retirada. Calificar de coyuntural una situación que se prolonga durante diez años parece, cuando menos, una tomadura de pelo. Por eso resulta lamentable y descorazonadora la ignorancia que esta señora tiene de los problemas que padecemos en Cartagena relacionados con su departamento. Máxime cuando el pleno municipal, a instancias del concejal de Educación, pidió a la Comunidad que acometiera las obras de rehabilitación de la Casa del Niño, y ampliara el número de aulas con las que cuenta.

La Reina de la Huerta

Cambiando de asunto, quisiera hablarle ahora de esa nueva polémica que algunos intentaron provocar la semana pasada, con ocasión de la visita de la Reina de la Huerta y sus damas de honor al Ayuntamiento de nuestra ciudad. La comitiva, de la que formaban parte el presidente de la Federación de Peñas Huertanas y otros directivos de este organismo, fue recibida por la vicealcaldesa, Ana Belén Castejón, y el concejal de Festejos, Juan Pedro Torralba, que les invitaron a recorrer el Palacio Consistorial, les entregaron unos obsequios y en un determinada momento de la recepción, la señora Castejón, muy oportuna y educadamente, sugirió que en el próximo septiembre, ellos también podían recibir a una representación de los Carthagineses y Romanos para promocionar nuestras fiestas en su ciudad.

Hasta aquí digamos que todo se desarrolló de una manera muy normal y protocolaria, pero enseguida hubo quien quiso sacar tajada de sus anteriores críticas a la capital de la Región y calificó su ausencia, de un nuevo desprecio del alcalde de Cartagena hacia Murcia. No contaban, supongo, con la aclaración que hizo usted inmediatamente a través precisamente de una televisión murciana, GTM Televisión. En ella afirmó que no pudo modificar su agenda de ese día, aunque intentó que adelantaran su visita para poder estar presente, cosa que ellos declinaron por tener que desplazarse primero hasta la Asamblea Regional y asegura que «la polémica la han creado algunos periodistas murcianos afincados en Cartagena» (genio y figura hasta...).

Pero en esa entrevista -que por cierto cualquiera puede ver pinchando en la página web: www.gtmtelevision.es- usted, lejos de rehuir la polémica, se enfrentó a ella aunque, en esta ocasión, digamos que con un tono moderado y calmado, explicando su punto de vista. Decía usted alcalde: «son las fiestas de un municipio, del municipio de Murcia. Ni los cartageneros somos murcianos, y no nos vestimos de huertanos porque no lo somos, pero es que ni los jumillanos, ni los yeclanos tampoco». Y entonces añadió usted algo que muchos de nosotros, sus convecinos, hubiésemos compartido de principio a fin: «Mi idiosincrasia y mi acervo cultural es de ser cartagenero y esto no limita ni dice nada malo de los murcianos. No se rasguen las vestiduras, no soy alicantino y los alicantinos no me desprecian por eso. No soy madrileño y los madrileños no me desprecian por eso. Y no soy murciano ni lo voy a ser nunca, ni lo van a ser mis hijos. Soy habitante de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Y algún día seré de la provincia de Cartagena o de la Comunidad del Sureste o el nombre que queramos ponerle cuando se resuelva esto. Porque lo que no podemos es permanentemente haciendo lo mismo porque unos señores quieran imponer, al resto de la Comunidad, el nombre de su ciudad. No, porque marea, porque despista, porque perjudica a todos. Y porque no vertebra. Ya han visto que no vertebra».

Lástima alcalde que haya encontrado usted el tono, casi al final de su mandato.