El doctor Stefan Bodanov participa en el I Congreso de Apiterapia organizado por la Cátedra Marnys-UPCT, que se celebra desde ayer en el CIM. En este foro expertos internacionales analizan las aplicaciones clínicas de la apicultura.

¿Cuando se descubre que las abejas, en particular los productos que producen como la miel o el propóleo, pueden ser beneficiosas para el tratamiento de algunas enfermedades?

Las primeras civilizaciones como China, Egipto, India, Babilonia o en la antigua Grecia ya usaban la apicultura como tratamiento de algunas dolencias. Filósofos como Aristóteles o Hipócrates describen complejos aparatos para conseguir extraer el veneno del aguijón de la abeja. En 1888, el físico austriaco Philip Terc inicia su 'uso moderno' que se popularizó en Estados Unidos después de la I Guerra Mundial.

Ha comentado que Aristóteles describía en sus libros métodos para extraer el veneno de las abejas. ¿Qué aplicaciones tiene en la medicina?

Por supuesto. Hay estudios que demuestran que el veneno de abeja tiene propiedades curativas, además se puede aplicar en casi todas las disciplinas médicas. Aunque se usa principalmente para enfermedades reumáticas como la artritis o la esclerosis múltiple, también resulta beneficiosa para el tratamiento de la hipertensión, dermatitis, psoriasis, úlceras, colitis, e incluso se está estudiando sus beneficios en el tratamiento del cáncer, por ejemplo el de próstata o el renal.

¿Dónde podemos encontrar estos productos: en farmacias o establecimientos de productos naturales?

Se puede encontrar de ambas formas. Hay cosméticos que incluyen veneno de abeja por sus propiedades antienvejecimiento, de hecho, empezó a conocerse como el nuevo botox a raíz de que lo popularizara con su uso Camila Parker-Bowles, duquesa de Cornualles. También se puede encontrar en píldoras, cremas y tratamientos homeopáticos.

¿Qué peligros puede entrañar para la salud porque no deja de ser un veneno?

Efectivamente, no se puede usar a la ligera. Sobre todo, tienen que tener cuidado las personas alérgicas al propio veneno de abeja. Tampoco es aconsejable en personas con diabetes tipo I y niños menores de cinco años.

¿En qué países se utiliza más con fines terapéuticos?

En Oriente Medio y en Europa. Su uso se concentra, sobre todo, en Rusia y países limítrofes.