Investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) han desarrollado la primera patente mundial que permite la restauración efectiva de las zonas de minería metálica. En la Región de Murcia, esta nueva tecnología podría aplicarse a los distritos mineros de Cartagena-La Unión, y de Mazarrón. La UPCT ha transferido los derechos de explotación a la empresa regional Astesa Gestión de Residuos, S.L., para su explotación y comercialización.

«Nos encontramos ante la primera tecnología eficaz para reducir la contaminación, por metales pesados y otros elementos como arsénico, proveniente de estas zonas mineras, a un bajo coste y de una forma ecológicamente aceptable», señala el investigador responsable, el profesor Gregorio García, autor de esta invención junto al joven investigador José Manuel Gómez-Ros.

El investigador destaca que la aplicación de la tecnología patentada en los distritos mineros de Cartagena-La Unión, y de Mazarrón «supondría una mejora de la calidad de vida y de la minimización de los riesgos a los que está expuesta una población de más de 200.000 habitantes, gran cantidad de cultivos y ecosistemas, además del Mar Menor».

Según las conclusiones de los trabajos de investigación de la Ingeniería de la Tierra y de los Recursos Geomineros de la UPCT, «esta tecnología reduce de una forma eficiente la contaminación por elementos tóxicos provenientes de la actividad minera, a un bajo coste y de una forma ecológicamente aceptable».

«El problema con estas zonas ha sido que las restauraciones y sellados realizados hasta la actualidad han sido extraordinariamente ineficientes, al no cumplir con las funciones que supuestamente debían desempeñar», añade García. A esta situación «hay que unir una cierta dejación por parte de las empresas explotadoras y de la Administración competente, lo cual puede deberse en parte al desconocimiento que hasta ahora ha existido sobre la gravedad del impacto que estos residuos tienen sobre la salud ambiental de sus entornos», agrega.

El desarrollo de la patente ha sido posible gracias a la financiación pública en investigación, en concreto del Ministerio de Educación y Ciencia, junto con la Fundación Séneca-Agencia de Ciencia y Tecnología.

Al transferir los derechos de explotación de esta patente al sector industrial de la Región, se puede considerar que se trata de un ejemplo de I+D+i, resalta García.