El gerente del quiosco de la Avenida de Murcia, que tiene una orden municipal para el traslado del establecimiento desde hace un año y denuncias interpuestas por los residentes de la zona por daños en sus portones y viviendas, ha denunciado ante la Policía Nacional la manipulación de las cerraduras de su negocio, según él, a cargo de los propios vecinos.

Según la denuncia, el pasado martes, al acudir a su negocio, el quiosquero encontró las cerraduras dañadas con pegamento, de forma que no pudo abrir el establecimiento y tuvo que llamar al cerrajero para cambiar todo el mecanismo. Sospecha de los mismos vecinos que, según él, le están haciendo «la vida imposible con denuncias que luego han quedado en nada porque me acusan de cosas que yo no he hecho».

De hecho, el quiosquero afirma que cuenta con numerosas denuncias que han interpuesto contra él pero que han sido archivadas o incluso ganadas a su favor y también habla de otras demandas tramitadas en su nombre por amenazas de los residentes.

El propietario asegura tener una grabación en la que se oye a una vecina de la zona amenazarle con clavarle un cuchillo, hecho que fue denunciado aunque la acusada negó que fuera ella la protagonista de la grabación en la vista oral que, según el propietario del establecimiento, aún no tiene sentencia firme.

Una situación que, según cuenta, ha provocado que su mujer, propietaria del negocio, haya sufrido múltiples ataques de ansiedad. Incluso su hija ha tenido algún episodio similar por la actitud de algunas residentes.

«Pido ayuda»

El quiosquero sí que reconoce que existe una sanción por parte del Ayuntamiento de 2.000 euros y la retirada del establecimiento de la plaza Antón Martín, junto a al Avenida de Murcia, aunque confiesa que no tiene dinero para sufragar el traslado.

«La multa la estoy pagando como puedo, porque el negocio, con toda esta publicidad negativa no da para vivir y pagar, por lo que pido ayuda al Ayuntamiento para poder solucionar todo este problema», afirma el gerente del quiosco. «Yo quiero irme de allí porque la situación ha provocado que no estemos a gusto, aunque el negocio lo montó mi padre en la plaza y desde entonces estamos allí», afirma y sostiene que «si se encuentra una solución, no hay problema en movernos, porque nosotros también estamos molestos con la actitud de muchos vecinos».