Lo que empezó siendo simple activismo, se ha convertido en una de las principales armas en la lucha contra los desahucios. El famoso movimiento ciudadano del 15M, unido al contexto de España, sumida en una crisis económica que tiene en el 'boom' de la burbuja inmobiliaria -una de sus principales causas-, dio origen hace siete años a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Aunque son conocidos por acudir a los domicilios de familias en peligro de desalojo, ellos puntualizan que la organización se dedica a mucho más que limitarse a formar una barrera humana frente a los cuerpos del estado. La PAH lucha por la redacción de una nueva ley de vivienda que garantice uno de los derechos básicos que figura en la constitución. María Conesa y Diego Zaplana, dos de sus portavoces, cuentan como es el día a día de esta plataforma.

«El principal problema con el que se encuentran los afectados es la falta de conocimiento. Muchos no saben que una vez dictada la sentencia disponen de cinco días para presentar un recurso. En ocasiones cuando vienen a nosotros ya es demasiado tarde», afirma Conesa. «También desconocen que en el contrato que firman con el banco vienen una serie de condiciones que son injustas, como el pago de gastos de hipoteca o por el retraso en el pago de ésta. Hay personas que reciben la transferencia de su sueldo el día 5 de cada mes y el banco les cobra el recibo el primer día, con lo que tienen añadir a la cuota otros 30 ó 40 euros más», comenta.

Zaplana explica el perfil de los ciudadanos que acuden buscando ayuda. «En un primer momento eran inmigrantes y gente en riesgo de exclusión social, pero ahora cada vez hay más casos de los de 'el colchón',como los denominamos. Son familias que llegaban con dificultad a final de mes y han visto como perdían su empleo o dejaban de cobrar esas horas extra que les permitían sustentarse. La mayoría abandona su casa para volver con los padres, que acaban haciéndose cargo de la deuda, como avalistas, poniendo en riesgo su propio hogar».

El miedo a la propia entidad bancaria es otro de los escollos. «Muchos prefieren mezclar la leche de sus hijos con agua con tal de no dejar de pagar al banco y otros consideran que el de la sucursal es su amigo porque le consiguió las mejores condiciones para su hipoteca cuando no es así. Los bancos son entidades de consumo y nosotros como consumidores tenemos unos derechos que no se respetan», expone Conesa.

«El Tribunal de la UE ya ha propinado varios 'zascas' a la administración española por no cumplir con la ley», dice Zaplana. «El gasto en vivienda debería suponer un 30% de los ingresos, pero en España algunas familias pagan hasta un 80%, quedándose prácticamente sin margen de maniobra», finaliza.