Han sido dos años de trabajos, pero el puerto ya ha dado por finalizadas las obras de reforma del muelle, que han supuesto el derribo de la galería comercial, la mejora del acceso rodado a la terminal de cruceros y la retirada de los quioscos para dejar la explanada totalmente diáfana, tal y como pidió al Puerto el Ayuntamiento de Cartagena.

Ayer, los operarios de la empresa contratada por la Autoridad Portuaria para igualar el pavimento del muelle dieron los últimos retoques a las obras, que comenzaron en febrero de 2015 con el derribo de la galería comercial. Los plazos se cumplían hasta que la reforma de la explanada, que se inició con la retirada de los quioscos el pasado mes de junio, provocó una demora no prevista.

Y es que, a las negociaciones con el Ayuntamiento de Cartagena para decidir el diseño final de la explanada, se unieron los problemas en el suministro de materiales de la empresa contratada por la adjudicataria de las obras. El propio presidente de la Autoridad Portuaria, Antonio Sevilla, explicó que «las empresas tienen su situación económica y sus tiempos y nosotros no teníamos prisa, así que pensamos que era mejor ir a su ritmo y que toda la explanada tuviera uniformidad y la misma calidad en los materiales».

La finalización de los trabajos estaba fijada en torno al mes de julio, según las previsiones del Puerto, pero no ha sido hasta ahora, ocho meses después, cuando las obras han llegado a su fin.

Una reforma que se ha llevado a cabo en tres fases y un presupuesto de casi 360.000 euros, según la adjudicación del proyecto 'Adaptación del entorno de la parcela C-4 para embarques en cruceros'. Además de los trabajos referidos, las obras también han contemplado la reconstrucción del forjado del aparcamiento subterráneo del muelle y los pavimentos, ya que existían filtraciones de agua en el parking que debieron ser subsanadas.

Las últimas reformas, centradas en el pavimento de la explanada, han perseguido renovar la imagen de todo el muelle al ser la primera impresión de la ciudad que tienen los turistas que llegan a bordo de cruceros. Así, se ha utilizado un pavimento tipo caliza, similar al que se puso hace más de quince años entre la bandera y el monumento de El Zulo. De esta forma, se ha creado un espacio diáfano con comodidad para los visitantes y ciudadanos que pasean por la zona y con la posibilidad de ocupar parte de esta explanada con instalaciones temporales (casetas o stands) que puedan dar vida a la zona y más servicios a los turistas, ya sea con la celebración de ferias o con actividades durante los fines de semana.

Desde la Autoridad Portuaria indicaron que «a pesar de la rentabilidad económica prácticamente nula del proyecto», valoran positivamente «el beneficio social que conlleva esta inversión».