No faltaron empanadillas, cerveza y bocatas durante el camino para ir reponiendo fuerzas, mientras un grupo de voces entonaba la Salve a la Virgen y rezaban en las estaciones del Vía Crucis Antes de partir, se ofició una misa en la iglesia de Santiago Apóstol (del barrio de Santa Lucía) y, a su llegada al santuario, los romeros asistieron a una segunda celebración eucarística, que fue oficiada por el reverendo Javier Marín Porgueres.

Grupos de mayores, familias enteras y pandillas de amigos 'tomaron' la explanada del santuario para comer, e incluso hubo algunos que instalaron hasta tiendas de campaña para protegerse del sol, que acompañó la jornada dominical. También hubo quien optó por llegar hasta la cima en coche, antes de que se iniciara la romería, aunque el mayor movimiento de vehículos se produjo cuando la Virgen de la Soledad ya ascendía por el cerro del Calvario.

Fueron unos cuatro kilómetros de recorrido junto a la Virgen de la Soledad del Calvario, en un camino pedregoso, estrecho y empinado.