Un año más, en esta sección siempre que se acerca la celebración del Día Internacional de la Mujer nos gusta recordar a aquellas mujeres que tuvieron un especial protagonismo en nuestra ciudad. Esta vez es el turno de Sor Francisca Armendáriz Idocín, religiosa Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl, una persona que más de medio siglo después de su fallecimiento sigue presente en la mente de todos aquellos que la conocieron.

Nuestra protagonista, nacida en la localidad navarra de Tafalla, llegó a Cartagena en 1908 y su destino fue la Casa de Misericordia, institución en la que dejaría una huella imborrable. Allí dedicó gran parte de su vida a la enseñanza en las clases gratuitas que para niños externos funcionaban en dicho centro. Fueron miles los alumnos que disfrutaron de su docencia y miles los que al finalizar sus estudios encontraron trabajo gracias a las gestiones realizadas por ella con empresas de la ciudad. En 1918 fundó a modo de obra post-escolar la Asociación de Hijos de María formada por ex alumnos suyos y que en 1947 contaba con trescientos asociados.

En 1932 celebró sus 25 años como religiosa y la noticia apareció en periódicos de tirada nacional como el ABC, por ello le hicieron entrega de un álbum con la firma de todos los congregantes encerrado en un marco de plata concediéndole la Bendición Apostólica. En Mayo de 1945 creó dentro de la Asociación de Hijos de María la Sección de Caballeros de la Milagrosa, formada también por exalumnos suyos que eran padres de familia. Dos años después el Gobierno le reconoció los méritos contraídos en la enseñanza y su labor pedagógica otorgándole la Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio.

Si las bodas de plata de la religiosa se celebraron de una forma especial las bodas de oro en 1957 no se quedaron atrás. Como titulaba la prensa local fue «un fervoroso homenaje» el que le tributaron una multitud de antiguos alumnos y miembros de la Congregación que ella había fundado, y que incluyó un festival folclórico y fuegos artificiales. En dicho acto el alcalde Miguel Hernández anunció la intención de proclamar a Sor Francisca Hija Adoptiva de Cartagena, algo que no tardaría mucho en llevarse a cabo.

El 5 de octubre de 1958, momento al que corresponde la imagen que ilustra este artículo, el alcalde le hizo entrega de un artístico pergamino en el que se recogía el acuerdo de la Corporación Municipal de otorgarle el título de Hija Adoptiva coincidiendo con el medio siglo de estancia de Sor Francisca en nuestra ciudad. Finalmente el 11 de Mayo de 1962 falleció en la que fue su casa, la Casa de Misericordia, y pocos años después el Ayuntamiento decidió darle su nombre a la calle por la que sus alumnos accedían a sus clases. Precisamente en la puerta de acceso situada en la calle que lleva su nombre los miembros de la asociación Hijos de María descubrieron en el año 2009 un busto de su fundadora, y unos versos en los que elogiaban su labor como educadora.