Lleva cuarenta años vinculado a la Semana Santa de Cartagena y su apellido suma cuatro generaciones -y las que vienen- de procesionistas históricos vinculados a la cofradía california. Francisco de la Cerra (Cartagena, 1945), mayordomo de culto de la hermandad del Prendimiento, aún está sorprendido de que le eligieran Procesionista del Año 2017.

¿Cómo recibió la noticia?

Con incredulidad. Aún hoy estoy sorprendido. Mi trabajo es de segunda fila, callado, y que lo reconozcan es todo un honor. Ahora también me llega un poco el miedo porque quiero estar a la altura del 'cargo' y de aquellos que me han precedido.

El 'bagaje' lo lleva ya en el apellido...

Desde mi bisabuelo, cuatro generaciones ya y las que vienen detrás, mi apellido está ligado a la cofradía california. Eso da cierta experiencia, pero nunca me imaginé este nombramiento.

¿Qué cambios ha experimentado la Semana Santa en los últimos 40 años?

Obviamente, ha cambiado, como lo ha hecho la sociedad, pero sigue respetando sus principios. Antes sólo estaba la Semana Santa y ahora también está el Carnaval y los Carthagineses y Romanos. Nos vamos adaptando. Un gran cambio fue la elección de los hermanos mayores, dando más democracia a la Semana Santa; y, por supuesto, la incorporación de la mujer a agrupaciones y cofradías, que ha sido fundamental.

¿Cómo han influido estas cuatro décadas en las procesiones?

Han cambiado sobre todo en tecnología. Antes llevábamos cables, algunos butano, y ahora la mayoría cuentan con luces led. Nos vamos adaptando, como no puede ser de otra manera. También ahora son más largos los desfiles, pero el espíritu y la estima por la Semana Santa sigue siendo fuerte.

¿Ve que el arraigo religioso se está perdiendo?

Actualmente la sociedad es menos religiosa, pero yo soy optimista. En las actividades que organizamos desde el área de culto veo cada vez más jóvenes implicados, con mucho interés y mentalizados. Antes, ir a la iglesia quedaba bien, lucía; pero ahora está hasta mal visto por algunos. Por eso, el compromiso de los jóvenes es aún mayor.

¿Y aquellos que ven la Semana Santa más como algo cultural que religioso?

También lo es. Apenas hay patrimonio de las iglesias históricas y del barroco, pero lo que hay, está en las cofradías. Para estudiar a Benlliure o a Capuz hay que venir a Cartagena y ver sus esculturas, que además procesionan. Contamos con figuras importantísimas, que están custodiadas por los propios ciudadanos.

¿Cree que sobra o falta algo aún en la Semana Santa?

No sobra nada, aunque quizá sí algunos cortes entre tronos. Creo que no es estético. Y también creo que, al igual que nosotros, que sacamos las procesiones a la calle con respeto; los ciudadanos deberían respetar los desfiles. Que desde un botelleo cercano a la procesión haya jóvenes que insulten o rompan el desfile es lamentable. Todo el año se puede hacer botelleo, pero la Semana Santa sólo ocurre una vez. Debemos tener más sentido cívico y saber que tenemos algo único. El Ayuntamiento está trabajando mucho y bien en este sentido.