El hospital de Santa Lucía está desarrollando una técnica que minimiza los riesgos en las operaciones de columna. Se trata de un 'chequeo' del sistema nervioso central, que llevan a cabo los neurofisiólogos mediante un aparato, mientras el cirujano está operando al paciente. Estas técnicas, que ya se empezaron a practicar con siete enfermos en 2016, están indicadas en aquellas patologías que llevan implícitas cierto riesgo de lesión neurológica.

La monotorización del sistema nervioso del enfermo en el quirófano consigue determinar el estado de sus funciones neurológicas durante la cirugía en tiempo real, con lo que el neurofisiólogo intenta guiar al médico durante las maniobras quirúrgicas «lesivas sobre la médula para incrementar la precisión de las actuaciones», señaló una portavoz del hospital.

Esta técnica se utiliza en enfermedades como la escoliosis, la cirugía cervical degenerativa, la estenosis del canal lumbar o malformaciones congenitas del raquis como la espina bífida, de médula o cuando la operación requiere el uso de tornillos. «Antes de usar la monitorización se colocaba un tornillo y se cerraba porque la operación había concluido técnicamente bien, pero posteriormente el paciente podía tener dolores porque el tornillo irritaba la raíz nerviosa», argumentó.

Este método se practica con la coordinación de profesionales de Anestesia y Reanimación, Neurofisiología y Traumatología. Antes de que el anestesista intervenga, los neurofisiólogos preparan el sistema de registro. Una vez dormido el paciente, se le colocan los cables del sistema para que el cirujano pueda iniciar la operación. Si el monitor muestra alteraciones, el anestesista valorará la presión sanguínea, oxigenación, ventilación y revertirá los cambios hechos en la anestesia. El cirujano puede detener la intervención e intentar determinar la causa para revertirla.