«Todo lo que rodea al hallazgo del cuerpo encamina la investigación a un ajuste de cuentas por motivos relacionados con las drogas». Es la primera hipótesis que baraja la Guardia Civil que investiga la muerte del ciudadano lituano de unos 40 años que apareció el lunes en una vivienda rural de San Isidro con evidentes signos de violencia, semidesnudo y atado con bridas al poste de un porque de la finca.

«Los signos de violencia sobre el cuerpo nos llevan al modus operandi de ciertas bandas ilícitas que buscan dar un mensaje a los socios de la víctima», explicaron fuentes cercanas a la investigación consultadas por esta Redacción. «Cuando le mutilan las manos para que no podamos contar con las huellas dactilares está claro que quieren borrar la identidad de la víctima, pero dejar claro que en este mundo no se andan con bromas», añadieron las mismas fuentes.

Ahora, las pesquisas tratan de cerrar el círculo a bandas relacionadas con la distribución de droga, ya que según investigan los agentes la finca de San Isidro podría ser un punto de cultivo de marihuana. De hecho, vecinos de la vivienda señalaron que en ocasiones habían visto plantas de este tipo sobresalir de las vallas de la finca, aunque no denunciaron nada en su momento por miedo a represalias de los inquilinos.

Los mismos vecinos explicaron también que en la vivienda se producían idas y vueltas de vehículos de personas que no residían en la misma, algo que los agentes de la Guardia Civil ya investigan para saber qué tipo de asuntos se gestionaban en la casa.

Alquilado con tres compañeros

Fuentes vecinales también revelaron que la víctima vivía en la casa de alquiler junto a otros tres hombres, al parecer, también originarios de Europa del Este, de los que aún no ha trascendido paradero ni más señas. Como ya informó este diario ayer, la vivienda es propiedad de un médico afincado en Madrid, quien desconocía el uso que sus inquilinos daban a la casa, según los vecinos. De hecho, según ha trascendido, los residentes en las fincas colindantes expresaron que durante la última visita del propietario, los inquilinos se mostraron reacios a permitirle la entrada.