Atado con bridas en el porche de una vivienda rural y con signos de violencia. Así apareció ayer, a primera hora de la tarde, el cuerpo de un hombre, de unos 40 años, de origen lituano y del que no han trascendido más datos, en un paraje rural de Cartagena. Así lo confirmaron a LA OPINIÓN fuentes de la Guardia Civil y de la Policía Local de Cartagena, quienes fueron los primeros en llegar a la zona del suceso.

Los hechos ocurrieron concretamente en la carretera que une las localidades de San Isidro con Los Castillejos, en la diputación de La Magdalena, tal y como ha comunicado al Centro de Coordinación de Emergencias de la Región, sobre las 15.10 horas. El conductor de un camión de grandes dimensiones que pasaba por la citada vía vio sobre las once de la mañana a un hombre con gafas de sol en el porche de una vivienda en una posición extraña, pero no fue hasta su regreso por la misma carretera, sobre las tres de la tarde, cuando volvió a ver a la víctima y dio la voz de alarma. Según su llamada el hombre se encontraba con las manos atadas a la espalda con bridas y el cuerpo envuelto en papel o plástico, con evidentes signos de violencia .

Al lugar se desplazaron efectivos de la Guardia Civil y de la Policía Local de Cartagena, que rápidamente acordonaron el perímetro de la finca y comenzaron la investigación del trágico suceso. De hecho, será el Grupo de Homicidios de la Benemérita quien asuma las pesquisas, aunque debido a las extrañas circunstancias del hallazgo podrían ser efectivos de la Unidad Central de Operaciones (UCO) la que desplace a sus agentes desde Madrid para llevar a cabo las investigaciones.

Fuentes consultadas por esta Redacción confirmaron que el cadáver presentaba claros signos de violencia. De hecho, aunque aún se investigan las causas de la muerte y la autopsia que se le realice al cadáver será la que determine fielmente qué motivo el fallecimiento de la víctima, los moratones del cuerpo indican que el hombre sufrió una brutal paliza. De igual forma, el cuerpo tenía las manos mutiladas, al parecer, con el fin de borrarle las huellas dactilares para que no pudiera ser reconocido. Presentaba cortes en las yemas de los dedos, incluso alguna de las falanges había desaparecido, según las mismas fuentes.

Pese a ser una zona de escasa población y apartada de la ciudad -se encuentra a dos kilómetros de Molinos Marfagones- los vecinos salieron a ver qué había ocurrido. Uno de ellos explicó que el hombre estaba en la casa de alquiler y que el domicilio pertenece a un médico militar que reside en madrid. La misma fuente señaló que el fallecido tenía una gran quemadura en la cara, de algún accidente anterior, y que por eso había decidido vivir apartado de una población con mayor número de habitantes.

A la finca también se desplazaron trabajadores del Centro de Acogida y Tratamiento de Animales Domésticos (CATAD) para recoger a un perro que se encontraba en la casa y lo trasladaron a las dependencias municipales de La Asomada.

La investigación aclarará ahora las causas de la muerte en extrañas circunstancias de la víctima.