Nos asomamos a febrero de 2017 y continúa avanzando la legislatura que para muchos es la primera ocasión en que Cartagena navega con el rumbo querido y para todos una oportunidad.

No es necesario hacer un gran esfuerzo para percatarse de que la prioridad de nuestro Ayuntamiento, por fin, es el pasado, el presente y el futuro de los cartageneros.

Si la actualidad que seguimos en redes sociales o medios de comunicación es la que refleja la realidad de nuestras preocupaciones, sabemos que ahora mismo en nuestro municipio se reivindica una sanidad pública de calidad, avances en la descontaminación y la reforestación de nuestros montes, se reclaman espacios culturales y de inclusión social, igualdad de oportunidades, mejoras en nuestro entorno y el respeto a nuestras tradiciones y patrimonio.

Sucede que todas esas líneas y otras muchas relacionadas con las personas son las que se atienden, porque desde el Ayuntamiento ahora se hace política con mayúsculas, de la que hacen los ciudadanos para mejorar su calidad de vida y garantizar el desarrollo sostenible del municipio.

Esta labor municipal se proyecta hacia fuera con la consecución de compromisos que parecían inalcanzables, como el del Secretario de Estado con el proyecto del baipás de Beniel, el avance de la ZAL de Los Camachos, la recuperación del Mar Menor, y el cambio, muy tímido pero tangible, en la mirada del Gobierno regional y partidos nacionales hacia Cartagena, a la que ya no dan la espalda desde que los miramos de frente.

Dicen que hay personas a las que los árboles no les dejan ver el bosque, y yo digo que incluso hay quien no sabe que eso le está pasando. Esta semana han aparecido algunos opinadores y alborotadores profesionales que buscan su espacio desde la crítica y la confrontación, quizás queriendo ser reivindicativos, sin percatarse de que lo importante no es lo que grites, o las veces que seas capaz de repetir tus consignas, sino que éstas tengan algún fondo.

Entre los alborotadores se amontonan a ver quién es capaz de decir la sandez más grande en torno al desinterés por el patrimonio material e inmaterial del Alcalde, y chocan con la realidad, como en el caso de la cárcel de San Antón y su barrio, puesto que ha sido en 2016 cuando se ha recuperado el Cuco para los colectivos sociales, y esta semana el Pleno ha apoyado la propuesta de MC para mantener abierta la posibilidad de uso social de un espacio inasumible, denostado y abandonado por los gestores municipales hasta ahora, pues en 2013 no conseguimos desde la oposición el apoyo que ahora sí se ha dado a nuestra labor y gestiones.

Resulta sencillo desmontar estas soflamas con un simple vistazo a la labor efectuada en La Atalaya, el Castillo de los Moros, el Anfiteatro, la Plaza de la Merced, Despeñaperros, las Canteras Romanas, el Molinete, el Monte Sacro, San Ginés de la Jara, la Cueva Victoria, o la apuesta por nuestra historia con el año del Modernismo en 2016 y en 2017 el de la Ilustración, y nuestras tradiciones y folclore, con especial atención por parte del Alcalde a la Semana Santa, los Carthagineses y Romanos, el Carnaval, las cuadrillas y cualesquiera actos culturales se producen en nuestros barrios y diputaciones.

Pues bien, a pesar de ello algún opinador, que no parece leer la letra grande, de la pequeña ni hablamos, argumenta con una mezcla de simpleza y atrevimiento difícil de calcular que todas estas actuaciones en el patrimonio material e inmaterial, y el cumplimiento del programa de MC se deben a negociaciones para aprobar los presupuestos.

No está bien visto sacar pecho, pero peor es la falsa modestia, así que éste es un buen momento para reconocer la labor diaria, seria y rigurosa que el grupo municipal MC hace en Cartagena, la misma que nos ha puesto enfrente a empresas acostumbradas a gobernar nuestras vidas y nuestras haciendas, a partidos programados para la autogestión y a algunos opinadores y/o alborotadores, que a veces uno se confunde entre darle la importancia al grito o a lo que el grito no esconde, para catalogar en uno u otro sector.

Así que es justo poner en valor la legislatura de la ilusión, en la que la coalición de gobierno liderada por MC ha rebajado los impuestos dos años consecutivos, cancelado el plan de ajuste con el Ministerio de Hacienda, convocando oposiciones al Ayuntamiento tras más de 10 años, abierto la gestión pública a todos los colectivos, y todo ello mejorando todos los servicios públicos y la atención a cada cartagenero y visitante, sirviéndolos con la mejor de las disposiciones a pesar de haber recibido una administración pública rota, dormida y apartada del ciudadano y sus necesidades.

Termino con una cuestión puramente de gestión, también fruto del rigor, la capacidad de diálogo y el acierto a la hora de fijar prioridades para y por Cartagena, y que no leerán a quienes deforman la realidad municipal. Con José López se han aprobado dos años consecutivos las ordenanzas y ahora los presupuestos en minoría con enmiendas que amplían la cantidad a destinar a nuestros proyectos, los que Cartagena demanda y necesita. Lo dicho, el trabajo y la responsabilidad ofrecen oportunidades para hoy y para mañana para los cartageneros.