Cientos de animales volvieron a recibir la tradicional bendición frente a la iglesia de San Antón en el acostumbrado acto que corona las fiestas del barrio cartagenero en honro a su patrón.

Los sanantoneros ya se agolpaban en la plaza del templo mientras que el párroco llevaba a cabo la misa. Una vez salió el cura de la iglesia, junto al alcalde la ciudad, José López, comenzó el esperado acto. Antes, se dieron los premios a los animales de montura. En primer lugar se galardonó a los caballos y ponys y, tras ello, a los caballos que llevaban carruajes en los que sus dueños posaban orgullosos. Mientras, llegaban cada vez más personas con sus animales al barrio.

Aunque la mayor parte de los que allí se congregaron fueron perros, también se acercaron lugareños con iguanas, gatos o pájaros de todo tipo, que llamaron la atención de los cientos de ciudadanos que acudieron al día grande de los festejos patronales.

Cuando comenzó la bendición, que duró escaso tiempo, los sanantoneros se acercaron 'en tromba'. Isabel, que había ido con su nieta, portó en una jaula a cinco pájaros, de los cuales se contaban dos canarios y tres agapornis.

Una vez acabó el acto, los allí presentes comenzaron a felicitarse y a degustar diferentes tapas de pulpo, plato típico en las fiestas del barrio.

La nota discordante la pusieron los petardos. Y es que, pequeñas detonaciones sonaron en los minutos que siguieron al fin del acto. Esto provocó que muchas personas tuvieran que irse antes de tiempo a sus casas, ya que sus mascotas se alteraron en exceso.

Al acto le siguió el tradicional 'baile del vermú', entorno al mediodía en el local social; y, por la tarde, se llevó a cabo la procesión del santo. La noche se cerró con un multitudinario baile y una gran traca final de petardos.