Cuando todavía resuenan los ecos de la noche mágica vivida por los niños al ser visitados por los Reyes de Oriente, esta sección viaja al año 1931 para recordar cómo se vivió ese día tan especial en algunas instituciones de nuestra ciudad y en uno de los barrios periféricos de la misma. El primer escenario fue la Cárcel de Partido, donde la Junta del Patronato de Presos y Liberados, presidida por el juez de Primera Instancia José Entrena, entregó a los reclusos dieciséis equipos completos de ropas donadas por el comercio local. Además de los necesarios abrigos para resistir el duro invierno carcelario, recibieron alpargatas pues el calzado que llevaban estaba mayormente roto y deteriorado.

El Patronato anteriormente citado visitó también el Penal cartagenero donde distribuyeron juguetes y meriendas a los hijos de los penados que tuvieron libre entrada para ver y abrazar a sus padres. Sirva para reflejar lo emotivo del acto, además de la fotografía que ilustra el artículo, el siguiente comentario de la prensa local que afirmaba: «El momento de fundirse en un abrazo los reclusos con sus mujeres e hijos fue de tanta intensidad que no hubo nadie que al presenciarlo no se sintiera embargado por un sentimiento profundo».

El Conservatorio Municipal de Música y Declamación, situado entonces en la sede de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de la calle del Aire, fue el lugar elegido por el alcalde Francisco Muñoz Delgado para celebrar el reparto de juguetes a los niños asilados de las Casas de Beneficencia de la ciudad. El acto fue presidido por el alcalde que estuvo acompañado por los tenientes de alcalde Julio Minguez, Pedro Ruíz, Alfonso Nieto, Ginés Castillo, Sandalio Garrido y Zacarías Martínez, además del director del Conservatorio y miembros de la prensa local. El reparto fue hecho por las bellas alumnas del Conservatorio y esa misma tarde se celebró un ejercicio escolar dedicado a los asilados.

Los exploradores cartageneros, los ´boy scouts´, quisieron aportar su granito de arena y lo hicieron realizando una cuestación por los domicilios para conseguir dinero con el que sufragar una merienda a los niños de la Casa de Misericordia y otros niños pobres. La merienda fue servida en el local social de los exploradores y colaboraron con su ayuda las madrinas de las diferentes patrullas Flora García de Castelo, Basilia Muñoz Delgado, Antonia López Marín, María Rosa Gómez, María del Carmen Ramos Izquierdo, Maruja Dorda Luna, María Carlota Garrido y Ena Payne.

En la sede de la Ambulancia de La Cruz Roja cartagenera, los hijos de los camilleros recogieron sus juguetes en un alegre acto que fue presidido por la presidenta de Honor de la institución en la ciudad Carmen Virto de Guitart. Pero, como mencioné al principio de la historia, los Reyes Magos en su recorrido hicieron parada en la periferia, concretamente en el barrio de los Dolores. Gracias a la asociación "Amigos de la Infancia", presidida por Andrés Hernández Soro, los Reyes Magos y sus pajes acompañados del alcalde de la ciudad repartieron quinientos lotes de juguetes desde unas tribunas dispuestas al efecto. Y así fue cómo transcurrió un día de Reyes en el que una vez más la caridad cartagenera se hizo presente para hacer felices a mayores y, sobre todo, a los más pequeños de la ciudad.