En Cartagena son cada vez más los menores que acuden a las diferentes tiendas especializadas de la ciudad para hacerse un tatuaje. Van en compañía de sus padres, que dan el consentimiento, la autorización, para quedar marcados de por vida. Diferentes profesionales del negocio consultados por LA OPINIÓN coinciden en que, efectivamente, los niños son más asiduos a esta nueva moda, cada vez más madrugadora y provocada, aseguran, por la influencia de la cultura audiovisual actual.

«He visto a padres venir con niños de 13 ó 14 años, sí. Ahora el premio por sacar buenas notas en el colegio es hacerse un tatuaje. Las modas, los futbolistas, los programas de televisión... Estamos bombardeados por esa cultura que nos envuelve en nuestro día a día, de ahí lo copian los más pequeños», asegura Javier Salas, dueño de Oleum Tatto, quien ha notado este repunte especialmente en los últimos años. «Son niños muy pequeños, tienen toda la vida por delante y sus gustos pueden cambiar. Los tatuajes tienen un significado que para ellos no existe. Quieren uno, el que sea, pero cuanto antes», añade.

Un premisa indispensable para que los menores sean tatuados es que los padres, o al menos un tutor, den su autorización. «Sin ese consentimiento no hacemos ningún tatuaje, está claro. Los padres tienen que estar presentes e incluso les pedimos el DNI», dice Dairon, empleado de 'Jacinto Tattoo'. «La gente se tatúa cada vez más joven porque es un 'boom' lo que hay ahora, les ha dado por ahí y a lo mejor dentro de un tiempo la moda desaparece. No hace mucho vino una madre con su hijo de 14 años. Es algo que nos choca bastante. Esa cultura, esas influencias de los personajes que seguimos, de ahí viene todo, eso hace que los jóvenes den el paso adelante», explica.

Zonas «muy visibles»

Hay profesionales del mundo del tatuaje que se oponen a dar más cabida a la moda, cada vez más madrugadora. «Aunque los padres den el visto bueno no trabajamos con menores, lo tenemos claro. Por aquí suelen venir muchos niños de 13 ó 14 años, y lo peor es que piden tatuajes en zonas muy visibles, como el antebrazo o los dedos. A lo mejor sí hacemos una excepción con chicos de 16 ó 17, siempre que sea algún pequeño detalle, una estrella o un nombre, en partes como el tobillo. Antiguamente esto era impensable; ahora está mejor visto», comenta Inma, de 'Tatuajes Benito', donde no suelen atender a los menores a pesar de la demanda.

En la misma línea se expresan Manuel y Francisco, tatuadores de 'South Wind' y 'Pako Donald' respectivamente. «En realidad hay clientes de todo tipo y de todas las nacionalidades. Vienen niños con sus padres y hasta ancianos de 75 años, más reacios en el pasado pero que ahora entienden que ya no está mal visto tatuarse», declaran.

Actualmente no existe un tipo de tatuaje más o menos demandado por la gente, pero sí un mismo estilo a la hora de dibujar sobre la piel. El denominado estilo 'new school' es el que solicitan los clientes, según los profesionales consultados, sobre todo porque éste se caracteriza por su gran colorido y tamaño. Los tatuadores coinciden en que el 'new school' «llama la tención y gusta tanto por sus colores fuertes, vivos y eléctricos, y por sus líneas muy marcadas».

Clásicos y cultura japonesa

Los objetos como los relojes de bolsillo o los dibujos clásicos están a la orden del día, al igual que los nombres, las fechas señaladas (el nacimiento de un recién nacido o el fallecimiento de un familiar) o los retratos de algún actor o cantante famoso. Y hasta la cultura japonesa, sobre todo las geishas, está presente.

Pero los tatuadores se encuentran de todo, gente más reservada y otra más extrovertida. Están acostumbrados y no les sorprende nada, por muy raro que sea lo que solicita el cliente. «Un hombre se tatuó una cremallera alrededor de una cicatriz», recuerda Dairon.

Sobre cuestiones políticas, todos coinciden, «aún no ha venido nadie a tatuarse la bandera marítima».