Querido alcalde, con el debido respeto:

Dicen que es el patrón de los imposibles. Me refiero a San Judas Tadeo, cuya festividad celebra hoy viernes la Iglesia Católica. Recuerdo que en aquellos lejanos tiempos de estudiante, cuando se acercaba la Navidad, me resultaba extraño ver el fervor con el que mucha gente iba a su iglesia, en la calle Atocha en Madrid -próxima a donde yo vivía-, para enseñarle los décimos de lotería que habían comprado, con la esperanza de que el santo les echara una mano.

Con esa misma ilusión me tiene usted hoy aquí, intentando que esta carta le haga recapacitar sobre algunas irregularidades que he visto por la ciudad y que, en algunos casos, ya he denunciado tiempo atrás en estas mismas páginas.

Una de ellas es el riesgo que corremos los vecinos a los que nos gusta pasear por el casco antiguo, debido a la ignorancia de muchos conductores respecto a las calles de preferencia peatonal y que son la mayoría de las que atraviesan nuestro centro urbano: plaza de Juan XXIII, Serreta, Campos, Jara, Aire, Cañón, etc. Quizá convendría aumentar ocasionalmente la presencia policial y promover una campaña informativa en la que se recordase que la Dirección General de Tráfico indica que la velocidad máxima de los vehículos no debe superar los 20 kilómetros por hora y que los conductores deben conceder siempre prioridad a los peatones.

Y ya que me refiero al tráfico permítame alcalde que le hable de un problema que se nos platea a muchos vecinos de las tres primeras manzanas del lado oeste de la Alameda de San Antón, así como a gran cantidad de conductores que utilizan los garajes de estos edificios, y a otros muchos que circulan por la calle Doctor Luis Calandre.

Verá, cuando se hizo la reforma de esta vía se decidió cortar el paso de vehículos por debajo del puente que une la calle Soldado Rosique con el Barrio de la Concepción y el campo de fútbol. De forma que con la instalación de los bolardos que se ven en la fotografía, se originó un autentico cuello de botella que provoca diariamente y a determinadas horas, enormes atascos en ese lugar, puesto que todos los coches tienen que girar a la derecha para salir a la Alameda de San Antón.

Eso en condiciones normales. No quiero decirle la que se arma en las tardes de fútbol o durante las fiestas de septiembre, con el paso interrumpido también en el puente y sobre todo a la hora de los desfiles en que ya es completamente imposible ´salir de la ratonera´.

Supongo que los técnicos en la materia podrían estudiar una solución. Bien rediseñando el sentido del tráfico de las calles implicadas o volviendo a permitir el paso de vehículos por debajo del puente.

Y un último asunto por hoy. ¿Sería muy complicado intentar solventar las averías que continuamente sufre la escalera mecánica que une la calle San Fernando con El Molinete? Es vergonzoso comprobar cómo, día sí y día también, la escalera está parada. Me parece increíble que en la era de las nuevas tecnologías, todavía no se haya podido resolver esta situación que empezó a plantearse casi al día siguiente de su instalación.

En fin alcalde, si después de leer esta carta le dieran unas irrefrenables ganas de solucionarlo todo, no se preocupe. No está ´ablandándose´ por la edad, es que, como le dije al principio, en esta ocasión me he buscado la intercesión divina de San Judas Tadeo, patrón de las causas perdidas.