La escala del portaeronaves Juan Carlos I y de la fragata Numancia fue muy breve, casi testimonial, pero las tres horas de puertas abiertos a estos buques de la Armada atrajeron ayer por la tarde a cientos de visitantes. El primero de ellos, la mayor embarcación de guerra construida en España, atracó a primera hora de la mañana en el muelle de la Curra; la fragata, equipada con sensores yarmas, lo hizo en el de Cruceros. Ambos permanecieron abiertos al público desde las 15.30 hasta las 18.30 horas.

Ni el calor de la tarde ni las horas de visita fueron una excusa para los cartageneros y demás curiosos, que se acercaron a los muelles equipados con móviles y cámaras de fotos. Las tripulaciones del Juan Carlos I y de la fragata Numancia mostraron las dependencias de los buques.

Hay que decir que no es la primera vez que cartageneros y turistas se vuelcan con este tipo de visitas. Hace un año, de hecho, el buque escuela Guayas, de Ecuador, se llenó de gente, sobre todo de una gran cantidad de ecuatorianos residentes en la Región. Igual pasó con el mexicano Cuauhtémoc. Las dos embarcaciones atracaron en la ciudad durante varios días.

En cambio, el Juan Carlos I y el Numancia permanecerán atracados menos de 24 horas. Ambos buques partirán a primera hora de la mañana hacia Rota, su base de estacionamiento, después de realizar una expedición en aguas de Cerdeña. La de Cartagena ha sido una parada, una breve estancia antes de volver de nuevo a casa.

El Juan Carlos I, que pesa más de 27.000 toneladas y tiene 231 metros de eslora, proporciona una gran capacidad anfibia y aeronaval, así como de transporte estratégico y asistencia humanitaria, y cuenta con un sistema de propulsión eléctrico.

Por su parte, las 4.000 toneladas de desplazamiento del Numancia le permiten cumplir sus cometidos como buque escolta oceánico.