El 16 de febrero de 1907 la Comisión de la Maestranza del Arsenal convocó a los cartageneros en el Teatro Circo, llamamiento que hizo con pasquines y a través de la prensa, pues como rezaba la cabecera de los primeros era un problema capital. Unos días antes varios obreros del Arsenal habían sido despedidos y lo peor es que se preveía que ocurriría lo mismo con otros 400 más, de ahí la necesidad de tomar medidas. Según el ministro de Marina señor Ferrándiz el motivo era la reorganización del Arsenal que hacía necesario el despido de los obreros más ancianos. La realidad por desgracia era otra, pues según se podía leer en los periódicos se estaba despidiendo «a los buenos y a los malos, a los jóvenes y a los viejos, sin orden ni concierto, a la buena de Dios». Más de dos mil personas llenaron el Teatro Circo en un acto presidido por el presidente de la sociedad de obreros ´La Maestranza´, que expuso lo grave de la situación a los allí congregados.

Otras instituciones como la Real Sociedad Económica de Amigos del País decidieron telegrafiar al Presidente del Consejo de Ministros y a los titulares de Gobernación y Marina rogándoles que hicieran algo. La respuesta del presidente Maura fue rotunda y categórica, manifestando ser del todo imposible dejar en suspenso los despidos. Sin duda alguna esta noticia, unida al despido de setenta obreros más, fue el detonante para la convocatoria de una gran manifestación, para la que solicitaron el apoyo del comercio y la industria de Cartagena.

El día 20 de febrero, miles de personas se concentraron en la plaza de San Francisco delante de la casa del senador José Maestre, que se colocó a la cabecera de la manifestación junto a las asociaciones obreras y José García Vaso, director del periódico ´La Tierra´ y futuro máximo exponente del partido liberal. También los directivos de la Cámara de Comercio, Cámara Agrícola, Ateneo Mercantil y Sociedad de Propietarios.

Desde allí marcharon hacia el Palacio Consistorial, donde el alcalde Luis Aguirre, tomaba posesión de su cargo. Una vez dentro del salón de plenos, Maestre se dirigió a los presentes expresando las reivindicaciones obreras, que se concretaban en la suspensión o reducción de los despidos, la aprobación del proyecto de dique de carena, la construcción de carreteras para paliar el paro obrero y el compromiso del Ayuntamiento de hacer suya la causa.

El alcalde prometió su apoyo y la manifestación ´monstruo´ como fue calificada por la prensa nacional, cerca de treinta mil personas, se dirigió hacia Capitanía. De la fotografía que ilustra la historia llamo la atención al lector sobre las garitas a ambos lados de la puerta de Capitanía, ya desaparecidas y la bandera blanca que pertenecía al gremio de vidrieros.

Allí el Capitán General del Departamento, el Marqués de Pilares, también se comprometió a transmitir las peticiones de los manifestantes al Gobierno aunque fue claro al decir que el problema se reducía a la combinación de tres factores, «número de hombres, número de pesetas y número de días, igualar los tres factores, era imposible». Finalmente la manifestación se disolvió una vez que el señor García-Vaso informó a los manifestantes de las decisiones adoptadas y les dijo estas palabras: «Iros pues tranquilos y confiad en las gestiones que se realizan y teniendo el convencimiento de que Cartagena entera os apoya, puesto que son los suyos vuestros intereses».