Rafa tiene 7 años, sufre el síndrome de Moebius y nació sin manos. Ahora, gracias al trabajo fin de grado de un alumno de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) su vida va a dar un giro de 180 grados. Y es que, el estudiante de Ingeniería Electrónica Industrial Vicente Muñoz ha desarrollado unas prótesis ´low-cost´, a través de la impresión en 3D, que permiten a Rafa ganar movilidad.

Muñoz presentó ayer el prototipo junto al padre del niño, Rafael Molina, y el tutor del trabajo, Joaquín Roca, y mostró a los asistentes las manos biónicas que él mismo ha fabricado durante seis meses y que funcionan mediante un mando o a través de los impulsos eléctricos que genera el propio cuerpo. «Las prótesis en impresión 3D como las que he desarrollado son una alternativa que en un futuro próximo pueden llegar a ser una opción para estas personas», explicó el estudiante, que tomó como referencia al pequeño para mejorar su calidad de vida y la de otros usuarios en la misma situación.

Y es que, la principal ventaja de este tipo de prótesis, aseguró Muñoz, es que «son fácilmente personalizadas y tiene un coste muy reducido». La impresión 3D apenas supone una gran inversión y los materiales empleados para fabricar las manos rondan «los 18 euros el kilo, cuando cada prótesis suele llevar gramos», puntualizó el estudiante. Además, añadió que «el coste de una prótesis convencional es de 20.000 euros, más ajustes que hay que hacerle cada seis meses y que suponen otros 2.500 euros». Sin embrago, las que ha desarrollado Muñoz cuestan entre 300 y 400 euros. Además, si el usuario necesita hacer unos ajustes no tiene que desplazarse a Barcelona, como hace la familia de Rafa, sino que desde casa podría imprimir una nueva prótesis en 3D.

Igualdad, respeto y tolerancia

El prototipo del estudiante de la UPCT nace de su apoyo y colaboración con al Fundación RafaPuede, creada por la familia del pequeño. Ésta nace para favorecer la autonomía de las personas con discapacidad, demostrando que la inclusión es posible. La institución apuesta por trabajar con los niños valores como la igualdad, la tolerancia y el respeto.

El pequeño de 7 años ya ha probado algunos modelos creados mediante estas técnicas de impresión 3D, diseñadas incluso para que pueda nadar. Las convencionales, en cambio, no son resistentes al agua.fabricar en casa gracias a las técnicas de impresión en 3D popularizadas en los últimos tiempos", añade.