Un año más, como viene siendo habitual, esta sección aprovecha la incorporación de nuestros escolares a las aulas para dedicar la historia a algún personaje o lugar relacionado con la enseñanza local. Difícil tarea de síntesis para quien esto escribe pues fueron casi cuarenta y cinco los años transcurridos desde la llegada del maestro Enrique Martínez Muñoz a nuestra ciudad hasta su fallecimiento. Fue el mes de diciembre de 1887 cuando el gobernador civil le nombró interinamente para ocupar un puesto en la escuela pública del barrio de San Antón por defunción del titular. Su buen hacer allí quedó avalado por los numerosos premios que consiguieron sus alumnos durante varios años y de los que se hizo eco la prensa local.

Rápidamente manifestó una gran inclinación por la pedagogía, heredada de su padre el también maestro y pedagogo Pascual Martínez Palao, y por ello se encargó de difundir todo lo relativo a esta disciplina a través de multitud de conferencias. En una de ellas impartida en agosto de 1888 además de hablar sobre la pedagogía y los sistemas de enseñanza no olvidó dedicar unas frases a las maestras de las que destacó !su misión y la influencia en la regeneración de la patria!. Tres años más tarde en un congreso pedagógico provincial aprovechó para protestar contra los ayuntamientos que no pagaban a los maestros, algo que por suerte no sucedía en Cartagena.

En 1899 consiguió un premio en los juegos florales celebrados en nuestra ciudad con una memoria sobre la educación y por este motivo el periódico mallorquín El Eco del Magisterio dijo de él lo siguiente: «Es un Maestro de buena cepa, de buena ley, un Maestro como los que hoy necesita España y uno de los que honran a la clase». El destino quiso que en su camino se cruzara otro gran maestro como fue Félix Martí Alpera con el que tenía en común, además de su profesión, el hecho de no haber nacido en nuestra ciudad pues este último era valenciano. Entre los dos y con la ayuda del alcalde Mariano Sanz Zabala se van a encargar de promover la construcción de las Escuelas Graduadas de Cartagena, un hito a nivel nacional cuya primera piedra se colocó en diciembre de 1900. Con el centro todavía en obras en Junio de 1902 los dos maestros protagonizaron un viaje por toda Europa en busca de ideas pedagógicas para esas nuevas escuelas. Una aventura que les llevó a recorrer Francia, Bélgica, Alemania, Suiza e Italia y de la que al final presentaron un informe que sentó las bases de la enseñanza moderna en España. Una escuela graduada en la que, según sus propias palabras, «entre el niño y salga el hombre inteligente y bueno».

A partir de su inauguración en 1903 Martínez Muñoz hizo todo lo posible para que la educación en las Graduadas, de las que era director, llegara a todo aquel que quisiera aprender, ejemplo de ello fue la instauración de clases nocturnas para adultos. También impulsó la implantación de la enseñanza naval elemental en las propias escuelas, algo que se logró en 1907, y por lo que posteriormente sería distinguido junto con Martí con la Cruz de Primera Clase del Mérito Naval.

Por evidentes razones de espacio como mencioné al principio no es posible extenderme en el Martínez Muñoz político o el que ejerció de director de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. En ambos casos siempre procuró lo mejor para Cartagena hasta su fallecimiento ocurrido el 14 de julio de 1932. Tan pronto como se conoció la noticia la sesión municipal se suspendió, no sin antes hacer constar el pésame de la Corporación, que dos meses después acordó que la calle nº15 del Ensanche llevara su nombre.

Y finalizo con el elogio que el poeta local Miguel Pelayo hizo del maestro: «Es cartagenero puesto que aquí sembró sus ideas, realizó sus luchas y creó su hogar, porque en las entrañas de esta tierra enterró a sus muertos amados y con savia de esta bendita tierra engendró a sus hijos que serán con los nuestros los luchadores del mañana".