El brillante debut el pasado fin de semana de la Joven Orquesta Sinfónica de Cartagena, bajo la dirección del prometedor músico cartagenero Álvaro Pintado Hernández, ha servido a quien esto escribe para recordar la historia de otra de las orquestas que se formó en nuestra ciudad hace casi cien años.

Fue en el seno de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Cartagena, presidida por Carlos Tapia, donde se fraguó en 1919 la constitución de una formación musical cuya primera denominación sería 'Orquesta Sinfónica de Cartagena'.

A la cabeza de la misma y considerado su fundador figuró el músico militar Jerónimo Oliver, toda una institución en Cartagena y con una biografía y un legado musical de composiciones que en su día merecerá una historia propia. A él le correspondió el mérito de unir a un grupo de músicos locales que fueran capaces de interpretar grandes obras de música clásica.

Tras meses de larga e intensa preparación por fin se fijó la fecha del primer concierto, 7 de marzo de 1919, y el lugar no podía ser otro que los salones de la Económica, que se quedaron pequeños para tan magno acontecimiento. El repertorio de dicha actuación fue el siguiente: la Primera Sinfonía, de Beethoven; el Aria de La suite en Re, de Bach; el Minueto a cuerda sola, de Balzani; el andante de La Cassation en sol de Mozart, una serenata de Granados y un fragmento del propio Oliver.

Sirva para hacernos una idea del concierto el comentario de la prensa que dijo que «constituyó un gran éxito tanto por la por la notable ejecución del programa, que ofreció un excelente conjunto, cuanto por el número y calidad de los concurrentes, quedando demostrado que en esta ciudad hay no sólo excelentes ejecutantes sino aficionados entusiastas para sostener y propagar las manifestaciones del arte único, desterradas de nuestras costumbres por falta del necesario ambiente».

A partir de ese momento la Orquesta Sinfónica de Cartagena, bajo la dirección de Oliver o del subdirector Ricardo Fandiño, participó en actos tan significativos como el Miserere de los marrajos, la Salve Grande california e incluso una misa de Comunión celebrada en la iglesia de San Diego.

A principios de junio de 1919, apenas unos meses después de su debut como director, Oliver tuvo que dejar la dirección al ser destinado a la ciudad marroquí de Larache. Esa circunstancia imprevista dio lugar a la reconstitución de la formación que cambió de nombre pasando a denominarse 'Sociedad de Conciertos', pues según decía la prensa así en sus programas no habrían de figurar solamente la interpretación de sinfonías.

La nueva dirección corrió a cargo del músico y compositor alcoyano Camilo Pérez Monllor, vinculado al igual que su antecesor la banda de Infantería de Marina de la que llegó a ser músico mayor, y una de sus primeras actuaciones fue ante la Virgen de la Caridad.

De esta segunda etapa destacaría el concierto celebrado en la Catedral Antigua el 22 de noviembre de 1920 con motivo de la festividad de Santa Cecilia, Patrona de los músicos. También fueron muy exitosos los llamados 'conciertos populares' celebrados en el Teatro Principal con gran afluencia de público y en el que los precios oscilaban entre las 10 pesetas de las plateas y palcos y las 0,50 pesetas de la entrada general. Pese a la excelente trayectoria relatada la Sociedad de Conciertos finalizó sus actuaciones en 1921 poniendo punto final a una época intensa de la música local.