Ya se conocía, allá por el siglo XVI en Cartagena, la fiesta de toros, pero fue un 12 de mayo de 1745 y en una plaza de talanqueras, sita en la actual plaza del Rey, cuando se celebraron varios festejos a beneficio del Hospital de Caridad. También hubieron celebraciones donde se ubicaba la famosa 'Fábrica del Gas', en la Avenida del Trovero Marín. Igualmente, en la actual plaza del Risueño (antes plaza de los Caballos) a mediados del XVIII se celebraba un acontecimiento taurino organizado por el gremio de carpinteros de Cartagena como recogía nuestro Ilustre cronista Federico Casal.

Hechas algunas matizaciones de la rica historia taurina de Cartagena, quiero volver, como así les prometí, al 'librito' de Miguel Cabanellas Villamartín, promotor de la histórica plaza de Toros de la calle del Ángel, que el próximo 5 de agosto cumplirá 162 años. Una junta formada por siete personas relevantes de nuestra ciudad, entre las que se encontraba el promotor de la idea Miguel Cabanellas, se ponen manos a la obra hasta conseguir los permisos correspondientes según R.O. de 27 de mayo de 1853 y según proyecto del arquitecto murciano Jerónimo Ros Jiménez. Con mano de obra de reclusos del correccional de Cartagena, comienza la construcción de la histórica y más que centenaria plaza de toros de Cartagena en la que, por cierto, aprovecharon parte del graderío del anfiteatro romano formado por bloques de tabaire que se conservan actualmente en buen estado.

Una pena que los políticos que tuvieron la oportunidad de aprovechar los tres mil años de historia romana para poner en valor el anfiteatro romano polivalente como así lo hizo Francia con el anfiteatro romano de Nimes o Arles, este último también comunicado con el Mediterráneo, donde se dan en ambos todo tipo de espectáculos y una feria Internacional taurina.

Esa ineficacia manifiesta en políticos cartageneros con poder que nunca supieron sacarle el máximo partido a esta joya que tenemos, el Anfiteatro romano, nunca se lo perdonará la bonita e histórica ciudad de Cartagena.

Destacaba Cabanellas el microclima que se daba en lo alto del cerro que suavizaba los rigores y 'calorinas' de los meses en que se celebraban festejos taurinos y otros espectáculos, porque ya en aquel entonces se daban otras actividades de ocio. Comenta que en la inauguración y en algunos otros eventos llegaron a asistir 10.000 almas, ocupando incluso los terrados con un espectacular cromatismo de colores y elegantes señoras ataviadas con mantones de manila que provocaron en 'Lagartijo' la frase que quedó y corrió como la pólvora entre los toreros de la época: «Había que pasar por Cartagena para disfrutar de la belleza de sus señoras».

La próxima semana seguiremos desmenuzando este interesante e histórico manuscrito. ¡¡Que Dios reparte suerte!!