Nació en Toledo, concretamente en la población de Lillo. Ya desde la más tierna infancia, en las aulas del colegio Marcelino Murillo, ponía la cabeza en los estudios al mismo tiempo que por debajo del pupitre sus pies no paraban de moverse como si entre ellos tuviese un balón. Menudo azogue en los pinreles. Su pasión por el fútbol le llevaba a practicarlo a todas horas, por la calle, en la plaza del pueblo, en el patio del colegio y en el equipo de su ciudad.

Un día, con 15 años, estaba jugando en el campo del vecino pueblo de Villatobas, cuando el entrenador del Real Madrid, Ramón Grosso, se fijó en él intuyendo que tenía delante a alguien muy especial, invitándole a ir a Madrid para hacerle unas pruebas. Y ahí se presentó el prudente e inquieto de Ángel. Durante una semana estuvo a prueba y a su casa. No habían pasado ni cinco días cuando recibió la llamada del Real Madrid, ¡lo habían fichado!

Juega dos años en el Juvenil A de delantero, extremo derecho, quedando campeón de España durante dos años consecutivos. Con 17 años pasa al Castilla de Segunda División junto a un compañero muy especial, Emilio Butragueño, por lo que pertenece a la famosa quinta del Buitre. Corría la temporada 82/83. Ese mismo año vino a jugar a Cartagena y aún recuerda al lateral que lo marcó, un jugador fuerte que le obligó a emplearse muy a fondo... ¡Ya me acuerdo de su nombre!, me dice... ¡Arango!

Aquel año el Castilla quedó campeón de Segunda pero no pudo subir a primera por ser filial del Real Madrid, así que se quedó allí durante cuatro años. Aunque hizo una pretemporada con el Real Madrid no pudo quedarse porque su puesto estaba muy bien cubierto, así que fichó por el Málaga, en donde estuvo tres temporadas en Primera División, época en donde estuvo jugando junto al internacional Juanito, Boquerón Esteban y Laurisen, entre otros.

Del Málaga al Granada, de allí al Linares y es en ese momento de su carrera deportiva donde toma su gran decisión: ser entrenador. Realiza los tres niveles de entrenador y entra en la Fundación del Real Madrid, donde lleva doce años trabajando especialmente con los equipos de fútbol de los Centros Penitenciarios y haciendo campus de la Fundación dedicados a fomentar y transmitir los valores deportivos del Real Madrid, como son trabajo, esfuerzo, disciplina, compañerismo y respeto. Los niños tienen que aprender que hay que esforzarse por ganar pero para ello no todo vale. Es feliz con su trabajo y con el agradecimiento que recibe de sus jugadores, especialmente los de penitenciarias, en donde este año se han quedado campeones del Campeonato de Centros Penitenciarios.

Bueno Ángel, paremos de hablar de fútbol, que ahora comprendo a mi mujer, anda hablemos de cosas más íntimas..., le digo. Su comida preferida es el arroz a la cubana y le encanta cocinar la paella. Su colonia Hugo Boss, viste de Armani y sus tres pasiones son, su mujer María Jesús, a la que adora, prometiéndome que algún día probaré la exquisita ensaladilla que hace, sus hijos Ángel y Álvaro, de 24 y 19 años, el primero juega en Autonómica y tiene vocación de entrenador y el segundo ya es árbitro federado. Y por último su pasión es jugar al fútbol con los veteranos, se lo pasa fenomenal.

Ángel, como no tengo ni idea de fútbol, dime qué le ha pasado a la selección nacional en el campeonato de Europa. Técnicamente están muy bien, es un superequipo, pero físicamente no podían con su alma. Son demasiados partidos a lo largo del año.

Y ahora cuéntame una anécdota. Pues mira, estaba en el Málaga y me enteré que el madridista Aldana había fichado por el Madrid y le llamé diciéndole que un periodista estaba esperándolo en la recepción del hotel para una entrevista. Bajó muy contento, todos transmitiéndole que se iba a hacer famoso..., y tras una hora y media de espera, le dijimos que todo había sido una broma..., menudo cabreo se cogió.

Y ahora el selfie..., ahí nos tienen, un futbolista y un yudoca, uno en plena forma y del otro mejor ni hablamos..., ¡ay!, que malo es el paso del tiempo para algunos.