­José Ortega Cano quiere torear en Cartagena a sus 62 años. Así lo ha confirmado a LA OPINIÓN el diestro nacido en el número 8 de la calle Padilla del barrio de San Antón. Cano cortó cuatro orejas el sábado en la plaza de toros de Benidorm en una tarde en la que estuvo acompañado por los espadas Morante de la Puebla y José María Manzanares. Lo hizo después de siete años sin vestirse de luces y, según él mismo afirma, «para que la gente joven pudiera ver una pincelada de la figura que fui».

El torero explica tras la faena en tierras alicantinas que se siente «muy contento» y que «tenía mucha ilusión por vestirme de luces en un momento en el que la fiesta de los toros necesita más apoyo que nunca». Para Ortega Cano la corrida de Benidorm «fue una tarde fantástica, de las que ya no estamos acostumbrados a ver». Resume así que «lidiamos seis toros estupendos, ninguno fallamos con la espada y acabé dando la vuelta al ruedo con mi hijo tras brindarle mis toros a mis dos compañeros de cartel». Asimismo, el cartagenero relata que Morante le brindó un toro a su hijo pequeño y que Manzanares le brindó uno a él mostrándose muy emocionado recordando a su padre».

Los entendidos en el arte de la tauromaquia califican este regreso a los ruedos de Ortega Cano como «vuelta triunfal». Pese a que sólo ha sido un retorno puntual, el figura asegura que «siempre estaré disponible para cualquier festejo solidario que se presente, si Dios quiere, especialmente en Cartagena». Ortega Cano señala además que «me gustaría hacer tantas cosas por la ciudad que me vio nacer. Poder ofrecer, conseguir y darles cosas a mis paisanos». Así, sostiene que «me hace mucha ilusión torear en Cartagena. Siempre me han dicho en los medios de comunicación ´el torero cartagenero...´ , y eso me llena de gran orgullo». No obstante, Ortega Cano asegura sentirse cartagenero y también murciano. «Totalmente», recalca. Además afirma que tiene muy buenos amigos en la Región que le han ayudado mucho durante su carrera.

El maestro, reivindicativo

Respecto a la situación de la plaza de toros de Cartagena, que se cerró hace años para excavar los restos de un anfiteatro romano, Ortega Cano sostiene que «ese asunto se dejó ir de la mano de Dios como tantas cosas y no hay más culpables que los propios taurinos, que nos hemos dejado ir, y las cosas que se van ya no vuelven». El matador opina que Cartagena está sembrada de restos romanos y que se podía haber hecho cualquier cosa para conservar tanto la plaza que lleva su nombre como el anfiteatro romano. El diestro lamenta que «da mucha pena verla así». Respecto al eterno proyecto, aún sin cerrar, de la construcción de un coso multiusos en Cartagena, el torero dice que «sería un gran triunfo para la ciudad» y muestra su «apoyo incondicional» a la creación de esta infraestructura. José Ortega Cano quiere volver a ser torero en su tierra.