El ministerio de Defensa ha puesto fin a tres años de incertidumbre en el proyecto de los cuatro submarinos S-80 que Navantia construye para la Armada española. Y es que, el Panel Ejecutivo del departamento estatal ha aprobado la Revisión Crítica de Diseño (CDR, en sus siglas en inglés) del sumergible.

La propia empresa ha calificado el visto bueno como "un hito muy importante para el futuro del programa y del astillero, ya que supone cerrar definitivamente el diseño del submarino, tras tres años de nuevos modelos, y permite la transición a producción", indicó el director de la compañía en Cartagena, José Manuel Sanjurjo.

La aprobación por parte de Defensa de la CDR viene a demostrar, asimismo, «la viabilidad técnica del programa de submarinos», señalaron desde Navantia.

El programa, por tanto, está encauzado de nuevo y muy avanzada la transformación del astillero, lo cual permite afrontar el futuro con optimismo, afirmó Sanjurjo, quien destacó la importancia del hito aprobado.

"El programa de diseño y construcción del submarino S-80 es el proyecto de ingeniería más complejo que se está acometiendo a nivel nacional", recordó el director del astillero. Por tanto, las dificultades técnicas que han ido apareciendo a lo largo del programa "son normales en el desarrollo y ejecución de un proyecto que requiere soluciones tecnológicas inéditas". "Un proyecto de estas características exige situarse en la frontera de numerosas tecnologías, lo que supone asumir riesgos", añadieron desde Navantia.

Al superar la CDR se da por ultimado el rediseño del submarino que, de esta forma, pasa a tener una mayor eslora y un mayor desplazamiento, sin que haya perdido las capacidades que le convertirán en un submarino convencional de la siguiente generación.

Desde la compañía recordaron que en abril de este año ya se terminó la ampliación del casco resistente del submarino y las cinco secciones del sumergible ya están disponibles para la incorporación de sus estructuras interiores.

Asimismo, destacaron que el éxito del programa tiene varias vertientes: por un lado, la defensa nacional, por cuanto está en juego la supervivencia del arma submarina; por otro, la imagen tecnológica española; y en tercer lugar, el peso industrial y tecnológico que Navantia-Cartagena tiene para toda la Región.