Pasó de ser uno de los sectores más sacrificados del país -el tiempo libre de los ciudadanos y las festividades son las fechas de más trabajo- a ser el oficio de numerosas personas que con la crisis han recurrido a abrir un bar para probar suerte y llegar a fin de mes. Incluso en el centro de Cartagena se convirtió en una apuesta segura para poder ganar algo de dinero en una situación difícil en términos monetarios. Pero ahora parece que la burbuja está a punto de estallar.

Y es que, el sector de la hostelería en el centro de Cartagena ha pasado por las tres etapas descritas en apenas ocho años, quedando ahora en un lugar en el que parece que ya no hay más tarta para repartir entre los negocios, por lo que se está produciendo un éxodo de profesionales en el casco y el cierre o traspaso de múltiples negocios. Es lo que creen los propios hosteleros, que afirman que se ha provocado en el sector un ´boom´ como el que hace diez años ocurrió con la construcción y, como aquella vez, ha explotado para cobrarse hasta los establecimientos más carismáticos de la ciudad.

El precio de los alquileres y la normativa municipal de terrazas son las principales causas del nuevo panorama esgrimidas por los propios profesionales. Y es que, el precio del metro cuadrado arrendado en el centro es «desorbitado», aseguran. «Pagar 5.000 ó 6.000 euros por un alquiler en Cartagena es un auténtico disparate, pero es lo que piden los propietarios», critican los hosteleros consultados, que añaden que tener un local en Puerta de Murcia o tenerlo en la calle Jara puede suponer una diferencia en el alquiler de unos 3.000 euros.

El propio presidente de la patronal hostelera (Hostecar), Juan José López, reconoce que los precios son altísimos. «Los propietarios se han aprovechado de que ahora el centro de la ciudad vuelve a ser el punto de encuentro de la gente para acudir a restaurantes, bares y pubs, por lo que los precios se han disparado y es más complicado sacar los negocios adelante», afirma López.

El presidente de Hostecar considera que es necesario para la ciudad que haya más focos de atracción hostelera, para que la diversidad de zonas haga que los precios también se cuadren con la realidad del sector. Además, afirma que la apertura de tantos negocios en un mismo espacio ha ido en detrimento de la calidad del sector, ya que la competencia ha provocado una lucha feroz por el cliente y los precios de las consumiciones han bajado. «Esto ha provocado que hasta los locales más emblemáticos de la ciudad hayan tenido que cerrar porque no pueden competir con otros establecimientos donde predomina el bajo precio a la calidad de las consumiciones», argumenta López.

Más supervisión

En cuanto a la normativa de terrazas, el presidente de Hostecar recordó que la nueva ordenanza reguladora será una realidad en los próximos días, aunque los hosteleros consultados insisten en que, de momento, se está haciendo «la vista gorda con algunos establecimientos en cuanto a sus terrazas», explican. «Muchos locales tienen sus mesas y sus sillas en zonas que la nueva normativa prohíbe o en lugares que entorpecen el tránsito de los peatones, pero desde el Ayuntamiento no se está sancionando porque están a la espera de la nueva normativa», indican, aunque sostienen que «esta situación ha provocado que parezca que todo vale y a muchos negocios que siguen la legislación están sucumbiendo ante otros que no la cumplen».

No obstante, desde el sector confían en que el texto legal sea una realidad cuanto antes y regule un sector que en los últimos años ha dado un giro de 180 grados en el centro de la ciudad.