Para hablar de algo, en primer lugar debemos saber los conceptos básicos del asunto a tratar, para esto es necesario comprender una terminología, muchas veces excesivamente especializada, un lenguaje técnico y jurídico de dificultosa interpretación. Conforme a lo dispuesto en la ley, forman parte de nuestro Patrimonio Histórico, los bienes muebles o inmuebles de carácter histórico, susceptibles de ser estudiados con metodología arqueológica, hayan sido o no extraídos y tanto si se encuentran en la superficie o en el subsuelo, en el mar territorial o en la plataforma continental. Forman parte, asimismo, de este patrimonio los elementos geológicos y paleontológicos relacionados con la historia del hombre y sus orígenes y antecedentes.

El primer término en el que podemos encontrar cierta dificultad es el concepto de bien mueble, estos bienes son aquellos objetos materiales que se pueden mover de un lugar a otro de manera fácil. Este movimiento o traslado puede efectuarse por sí mismo, o bien mediante el concurso de alguien, en nuestro caso podrían ser lucernas, ánforas, vajillas, cepos de anclas, monedas, entre otros. En contraposición, los bienes inmuebles será aquellos que tienen una situación fija y no pueden ser desplazados, o su desplazamiento implica una especial dificultad, como edificaciones, muros, puentes, instalaciones portuarias, aljibes entre otros muchos.

De igual modo, y de manera muy general, entendemos como metodología arqueológica, la herramienta que permite planificar las excavaciones y la realización de catas o prospecciones basándose en hipótesis y modelos que permiten analizar los posibles hallazgos. Evidentemente serán especialistas los encargados de su aplicación, La realización de excavaciones por personal sin la preparación adecuada podría ser considerada como expolio, ya que se eliminarían, de manera irreversible, indicios y datos de vital importancia para la correcta interpretación del bien.

Es costumbre relacionar directamente la arqueología con 'el pico, la pala, brochas y pinceles' (excavación), pero esto no es siempre así, existen gran cantidad de bienes arqueológicos en superficie, como el Arco de Septimio Severo, ubicado al pié del monte Capitolino, al final de la 'vía sacra' del Foro Romano, (Roma, Italia), que siempre permaneció exento y así lo atestiguan los innumerables documentos gráficos, o el conjunto arqueológico de Mulva-Munigua, Villanueva del Río y Minas (Sevilla), conocido desde la antigüedad, debido a una equívoca interpretación popular, como el Castillo de Mulva, confusión debida a la existencia de un gran muro de contención con contrafuertes que sustentaba el complejo arquitectónico.

Otra posible dificultad podría encontrarse en el concepto de plataforma continental, ésta simplemente hace referencia a la superficie situada bajo el mar y ubicada cerca de la costa, que se extiende desde el litoral hasta aquellas profundidades que no superan los doscientos metros. Evidentemente en esta franja de fondos marinos los restos arqueológicos más comunes son los derivados de los naufragios de embarcaciones. Estos vestigios, hasta hace poco protegidos por su situación, hoy son objeto de expolio debido a las nuevas técnicas de buceo, aportan relevantes datos sobre nuestro pasado.

Por último, creo que hay que aclarar que la paleontología es la ciencia que estudia los seres orgánicos desaparecidos, mediante el análisis de sus restos fósiles. Para el común de los mortales los ejemplos más conocidos de restos paleontológicos son los fósiles de grandes dinosaurios, pero posiblemente posean mayor importancia científica las huellas dejadas por otros seres de menor tamaño, ejemplos que podemos clasificar en dos apartados; plantas y animales. Las plantas, como helechos 'pteridofitas' o la angiosperma 'Montsechia vidalii', y animales como los 'arthropoda trilobita', los ammonites 'mollusca cephalopoda', entre otros muchísimos especímenes encontrados, estos restos pueden aportar información sobre el clima terrestre de hace millones de años o de la evolución de la vida en nuestro planeta.

Bien, ahora ya podemos intuir el significado básico del concepto patrimonio arqueológico, y de esta manera no podremos aducir desconocimiento a la hora de distinguir los elementos susceptibles de protección.

Respetar escrupulosamente los restos de naufragios y sus contenidos, las zonas en las que se localizan fósiles, al igual que el patrimonio monumental de cualquier tipo, es una labor de todos, ya que es un patrimonio también de todos.