La crisis abierta en el seno de Carthagineses y Romanos con motivo de la decisión de la cúpula de Federación de escindirse de forma temporal de la Asociación Española de Fiestas y Recreaciones Históricas (AEFRH) sigue creciendo. Lo que en un principio era una disputa entre el actual presidente del órgano festero, Javier Ibernón, con las tropas y las legiones, que le recriminaron su decisión de abandonar la AEFRH y con sus votos en Asamblea le obligaron a retroceder, ahora ha pasado a ser un problema de los tres gestores de las fiestas: Federación, Senado Romano y Consejo Carthaginés.

Y es que, según ha podido saber LA OPINIÓN, las relaciones entre los tres estamentos festeros están al borde del abismo. Fuentes consultadas revelan que la cercanía del presidente de los romanos, José Antonio Meca, al anterior líder de la Federación, Antonio Madrid, quien preside la junta directiva en la AEFRH con Meca como vicepresidente, ha provocado fisuras entre la huestes de Escipión y la cúpula del principal órgano festero.

De hecho, las mismas fuentes apuntan a que apenas se dirigen la palabra, aunque ambos reconocen normalidad en las relaciones y cordialidad de trato en las reuniones que mantienen.

El cisma también ha afectado al bando carthaginés, aunque en este caso la quiebra en las relaciones viene de más atrás. La decisión de las tropas de no apoyar la petición del Senado de compartir gastos para la Batalla hizo que los romanos aumentaran su crispación con los púnicos.

La propuesta de los legionarios era que tanto carthagineses como romanos invirtieran de su presupuesto 13.000 euros para poner en marcha la Batalla, aunque las tropas alegaron que se trata de un acto romano. El planteamiento de las huestes de Escipión, que no llegaron a presentar en Asamblea, era que fuera Federación quien coordinara el acto, aunque los carthagineses vieron una cortina de humo para destinar más presupuesto a otros actos y al Circo, que recuperan este año los romanos.

Incluso, la polémica con la pérdida del jueves festero como día no lectivo ha supuesto la recriminación de los grupos a Federación, al entender que se ha perdido fuerza en el Consejo Escolar para conseguir el logro que ya se obtuvo el pasado año. De hecho, es el Ayuntamiento quien lidera la última bala para conseguir el jueves no lectivo con una petición del pleno a la consejería de Educación para empezar un día antes el curso o finalizar un día después para liberar el 22 de septiembre de clases.

Una situación tensa que ha dejado a Federación, Senado y Consejo con unas fiestas por organizar en común, pero con líneas independientes sobre la mesa y que a falta de cuatro meses para el inicio de los festejos parece difícil que las relaciones vuelvan a la calma.