Hoy la semana se presenta aderezada de dudas e incertidumbres dado que Felipe VI, por tercera vez, vuelve a reunirse con los líderes de los principales partidos -14 políticos-, para dar inicio a otra ronda de consultas que aclare el futuro inmediato del pueblo español.

Unos cuantos dicen que 'a la tercera va la vencida', que habrá sorpresas de última hora y, por tanto, investidura; otros muchos, parecen tener muy claro que estamos abocados a unas nuevas elecciones el próximo 26 de junio, tal y como ya adelantaba Mariano Rajoy a David Cameron el pasado mes de febrero; y finalmente, otros no saben a qué atenerse y piensan que todo este asunto es una especie de quiniela?, pero vayamos por partes.

A tenor de la información que se maneja en la calle, el panorama para el Partido Popular no es nada alentador y muy pocos creen en esa gran coalición PP-PSOE presidida Rajoy. Desde el mes de diciembre, hace ya cuatro meses, el PP está proscrito para los intereses socialistas y, a decir verdad, muchos ciudadanos tienen la sensación de que los conservadores, dejando a un lado el famoso 'tweet' de 140 caracteres enviado a Sánchez hace unos días, han realizado escasos esfuerzos por alcanzar ese pacto. Por si fuera poco, esta socialdemocracia -a la española-, ha encontrado su sitio y no le incomoda ningunear a casi el 30% de los votantes, los de tinte conservador, que no merecen el más insignificante de sus esfuerzos por alcanzar un pacto constitucional al estilo del 78.

Por otra parte, algunos apuntan que aún queda mucho patriota suelto, con rosa o sin ella en la solapa, que por el bien de la Nación y para erradicar la corruptela azul que se cierne sobre el país -la roja no cuenta al estar avalada por esa eterna fuerza moral de la izquierda-, serían capaces de 'sacrificarse' cuanto fuera preciso, tal y como hicieran Daoíz y Velarde, para brindar al pueblo español otro histórico 2 de mayo. Tras el coqueteo de Iglesias y Garzón para que sus partidos asistan juntos al 26J, el PSOE está contra las cuerdas y lo puede pasar mal: su líder lo pasaría mucho peor y seguiría haciendo 'historia' ante la posibilidad de quedar como tercera fuerza política del país. Así pues, hay gente que apuesta a que en el postrero segundo de ese último minuto, tal y como como sucedió en Cataluña, se dará el maridaje entre Pedro y Pablo consumando ese 'pacto de los Picapiedra' al estilo fallero, pero sin cohetes, amparado por radicales e independentistas.

Por último, ocurrencias como la lanzada por Rivera, de consensuar a un independiente como presidente, no merece comentario alguno a la vista de los comentarios suscitados.

Pase lo que pase en este particular 'juego de tronos', lo que parece evidente es que nuestra clase política no está a la altura de las circunstancias y solo se centra en luchar por sus propios colores y por unos sillones vacíos. Mientras tanto, los intereses de los españoles permanecen aparcados, el paro continúa en cifras que sonrojan, la economía se desacelera y la sombra del desencanto se cierne una vez más sobre nuestra querida piel de toro.