Una tesis doctoral de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) alerta de que la normativa jurídica aplicable a suelos y residuos afectados por la actividad minera permite rellenar zonas costeras, como en La Manga, o cimentar carreteras con suelos y residuos mineros contaminados. El director de la tesis, Gregorio García, del departamento de Ciencia y Tecnología Agraria, explicó ayer a esta Redacción que esta situación se produce porque «existe un desfase entre la normativa legal y el conocimiento científico» y añadió que «esta falta de consideración del estatus de peligrosidad de estas zonas mineras y de residuos de la minería metálica supone un riesgo para la salud ambiental»

La tesis de Guadalupe Rosique, que ha recibido la calificación de matrícula 'cum laude' en la Escuela de Ingeniería Agronómica, estipula que la legislación debe adecuarse para incluir los avances científico-técnicos de los últimos años, con lo que se reduciría el impacto ambiental de suelos y residuos de zonas de industrias extractivas.

Rosique advirtió de que los problemas ambientales de las zonas mineras, la toxicidad y peligrosidad de los materiales, «propician que se estén permitiendo determinados usos de estos suelos y residuos contaminados para relleno en zonas costeras o cimentación de carreteras en zonas no contaminadas».

La nueva doctora incidió en que este «desfase está permitiendo usos inadecuados en el Mar Menor, que están generando dispersión, y cita como ejemplo que en La Manga se han realizado rellenos con material procedente de la zona minera».

A su vez, García añadió que «esta actuación genera una dispersión de estos materiales tóxicos y contaminados a la atmósfera, suelos y aguas» y subrayó que la normativa vigente, en gestión de residuos de minería metálica «no contempla de forma adecuada ni el carácter peligroso y tóxico de estos residuos y suelos contaminados ni las limitaciones a los usos, manejo y gestión de los residuos y espacios mineros».

El director de la tesis recordó que ya en 1973 Jacqueline Simonneau señaló que el Mar Menor «es un yacimiento minero en sí mismo por los millones de toneladas de residuos que recibe de la rambla de El Beal, que se camuflan por la alta salinidad y el PH de la laguna».