Querido alcalde, con el debido respeto:

Seguimos donde estábamos. Me explico: si repasamos las noticias de hace un par de meses (aproximadamente el tiempo que he estado sin escribirle), se puede comprobar que usted ya denunciaba entonces las graves desigualdades que, en su opinión, refleja el presupuesto regional de este año con respecto a nuestro municipio. Algo que por cierto, tampoco es que sea nada nuevo en su discurso político.

Así, el 23 de febrero, LA OPINIÓN publicó lo siguiente: «El alcalde de Cartagena, José López, anunció ayer que pedirá a la Federación Regional de Municipios un estudio sobre la inversión de la Comunidad Autónoma por localidades. Consideramos que existe un maltrato presupuestario desde hace 33 años por una mala aplicación del presupuesto. Las cosas pueden verse de color blanco, de color rosa o gris. En cualquier caso tenemos que sentarnos y subsanar las deficiencias que son muchas».

El lunes pasado volvió a decirle lo mismo al consejero de Economía, Andrés Carrillo, con quien se reunió en Murcia. Aunque esta vez introdujo una interesante novedad en su reivindicación.

Para no tener que esperar ese estudio económico que, dada la actual composición de la Federación Regional de Municipios, parece que se iba a dilatar sine die, solicitó a la propia Comunidad Autónoma la creación de una comisión paritaria, con el ayuntamiento de Cartagena para estudiar, no solo el presupuesto regional de este año, sino el de los diez años anteriores, y comprobar si las inversiones hechas en nuestra ciudad, durante todo ese tiempo, son realmente las que nos hubieran correspondido.

Un desafío en toda regla que el consejero Carrillo intenta esquivar con el pobre argumento de que «las cuentas regionales no son comarcalizables».

Según los números hechos por la Universidad Politécnica de Cartagena y por diferentes técnicos, en los últimos años «casi el 70% del presupuesto regional se ha quedado en la ciudad de Murcia, mientras que el otro 30% se ha repartido entre el resto de municipios».

Entiendo que es muy complicado tratar de examinar todo un presupuesto regional intentando extrapolar partidas y cifras según los municipios a los que favorece, pero si «en los presupuestos de 2016, la Comunidad destina a Murcia una partida de 41 millones de euros, frente a los 135.000 euros que asigna a Cartagena», tampoco hay que ser Pitágoras para deducir que estamos ante un importante agravio comparativo.

Supongo que en situaciones como esta, el Gobierno regional echará de menos a su predecesora en el cargo pero, qué quiere que le diga, a mí personalmente me inspira más confianza un alcalde que no se 'arruga' a la hora de presentar una protesta argumentada, que otro capaz de mantener, durante años, un silencio cómplice.

Y hablando de cómplices; lamento mucho el triste papel que ahora desempeña el grupo mayoritario de la oposición municipal. Aunque a usted le venga bien, a mí me resulta incomprensible que todavía nadie, en las altas instancias del Partido Popular, se haya dado cuenta de que o cambian a los primeros actores del reparto, o lo que empezó siendo un Gobierno improvisado de dos fuerzas antagónicas, terminará por consolidarse en la próxima legislatura.

Incluso cabe la posibilidad de que, gracias a la acción de gobierno, consigan una mayoría estable; lo que sería mucho más grave para los intereses populares, por la repercusión negativa que supondría la pérdida de votos en su proyecto regional.

Decía Ángel Montiel en su artículo del domingo que «el PP se ha quedado varado, a la expectativa de una futura reconstrucción interna en la que muy probablemente no tendrán protagonismo los concejales de guardia; cuya personalidad política se resume en el seguidismo al hiperliderazgo de Barreiro, que es precisamente la etapa a superar por los populares».

Inexplicable, ya digo, que se empeñen en mantener como portavoces a Francisco Espejo o Diego Ortega, a los que directamente se relaciona con la gestión que provocó el hundimiento del Partido Popular en Cartagena y con la pérdida de nada menos que nueve concejales, mientras permanecen en segunda fila personas tan cualificadas y capaces como Esperanza Nieto, Álvaro Valdés, María Teodora Guillén o Fernando Sáenz Elorrieta.